Sigamos estos ejemplos...

Una de las formas más eficaces para rescatar a la juventud del consumo de drogas en el que ahora se encuentra desgraciadamente inmersa como consecuencia de la absurda ley que permite lo que se ha dado en llamar el microtráfico, es la de impulsar en forma permanente el amor a la lectura de libros que la orienten y la conduzcan por los caminos de la honestidad, el invalorable respeto y el amor al estudio.

Por eso, congratulamos desde esta columna semanal de opinión las brillantes iniciativas de personas cultas que por ventura sí las hay, y muchísimas en Guayaquil, que han abierto, en sus propias casas, lugares para intercambio de libros, sitios para que niños y jóvenes, en vez de estar dedicados solo al “chateo”, al “tuiteo”, que a nada bueno conducen, prefieran a leer libros apropiados para su edad.

Esta es una obra silenciosa, pero extraordinariamente importante, que debe ser imitada por todos quienes sientan lo trascendente que es elevar el nivel cultural, ético y la autoestima de las personas, y de manera muy especial de la juventud.

La Municipalidad de Guayaquil, que tiene a su cargo diversas gestiones para rescatar los valores, debe apoyar a estos ciudadanos que desde los garajes en sus casas llevan a cabo esta hermosa y edificante tarea de salvar a la niñez y a la juventud.

El célebre personaje francés Montesquieu dijo: “amar a la lectura es trocar horas de hastío en horas deliciosas”. (BLC)