Opinión
“Un puente más, un abismo menos”...
Esta es la frase poética que empleó Alfredo Baquerizo Moreno cuando en su calidad de presidente de la república del Ecuador declaró solemnemente inaugurado el puente en la frontera norte con Colombia, es decir el denominado puente Rumichaca.
Hace pocos días en Guayaquil se inauguró un nuevo puente que une esta ciudad con Samborondón. Se trata de una obra que, además de hermanar a dos poblaciones importantes, significa la apertura de un ideal que tienen todos los habitantes de esta ciudad, que es el de constituir con el transcurso del tiempo un gran distrito metropolitano que unifique a todas las poblaciones circundantes con esta ciudad, que sería “el gran Guayaquil”, tal como sucede en otras partes del mundo, en donde gracias a esta modalidad el progreso es más eficiente porque se produce la cooperación de todos los sectores en beneficio de una causa común, como es la causa de la ciudadanía toda.
Por otra parte, el nuevo puente Guayaquil-Samborondón tuvo una realización cumpliendo con todos los requisitos legales y financieros inherentes a una obra de esta naturaleza. Se llevó a cabo dentro del plazo estipulado, con lo cual se pone en evidencia que cuando se trabaja con seriedad, con responsabilidad, sin egoísmo alguno, todo sale bien.
Este puente permitirá el descongestionamiento del tránsito vehicular sobre el llamado puente de la Unidad Nacional. Guayaquil, repetimos una vez más, progresa con el esfuerzo de sus propios hijos... (BLC)