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Alias Leonidas fue detenido y luego de esto sucedieron hechos violentos en Machala, El Oro.FC

La historia de Leonidas, o Picolín, presunto cabecilla de Los Lobos: Así empezó todo

Tras su detención se desató el terror en la provincia de El Oro, especialmente en Machala, donde hubo seis personas asesinadas a tiros

A sus 23 años, en este 2025, el nombre de Marco Leonidas Ordóñez Olaya, aparece una y otra vez en expedientes judiciales de El Oro. Su historial comienza en 2023, cuando fue detenido con un arma artesanal. Aquella cartuchera, que en primera instancia parecía incriminarlo, terminó siendo la razón de que la Fiscalía emitiera un dictamen abstentivo: el peritaje estableció que no estaba en condiciones de disparar.

Ese episodio marcó el inicio de un patrón: investigaciones que se abrían en su contra, pero que no derivaban en condenas. En 2024 fue procesado otra vez por porte de armas, aunque nuevamente fue sobreseído bajo el argumento de que se trataba de un arma traumática, con balas de goma.

También constan en el sistema de justicia un archivo por intimidación y otro relacionado con una motocicleta presuntamente robada, pero sin que se formularan cargos en su contra. Incluso fue mencionado en una investigación por tráfico de drogas en abril de 2025, bajo el alias de Picolín, aunque en ese caso no se lo procesó.

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Así, el presunto cabecilla de una facción de Los Lobos llegó hasta este mes de agosto sin una sola condena, pero todo podría cambiar luego de su última detención, el 24 de este mes, pues fue capturado en flagrancia en un complejo turístico de El Guabo, lugar que, según los investigadores, utilizaba ese día como centro de operaciones y de cobro de las denominadas ‘vacunas’.

En este sector fue detenido alias Leonidas

Una comerciante de El Guabo denunció a alias Leonidas

La primera alerta partió de una mujer que desde el 21 de agosto empezó a recibir mensajes extorsivos en los que le exigían 3.000 dólares para permitirle seguir con su negocio. Ante el temor, transfirió pequeñas sumas de prueba (dos de $10) y descubrió que las cuentas pertenecían a Marco Leonidas Ordóñez y a un cómplice.

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Con esa evidencia, la policía desplegó un operativo y lo localizó en el paradero turístico. En su poder se hallaron varios teléfonos celulares. Además, en una bananera se incautaron cargas explosivas y panfletos con amenazas, hallazgos que reforzaron la acusación.

Un segundo comerciante denunció a alias Leonidas

Otro comerciante también denunció haber recibido mensajes intimidatorios desde mediados de agosto. Le pedían un pago inicial de mil dólares y una mensualidad de $150 para no atacar su local de venta de celulares. Hasta le exigieron entregar un dispositivo como parte de la extorsión.

La entrega vigilada permitió detener a un mensajero, quien señaló directamente a Ordóñez Olaya como la persona que coordinaba los cobros. Al momento de la captura, el implicado reconoció a sus colaboradores y los mecanismos de recolección del dinero.

Con estas dos denuncias, la Fiscalía abrió dos procesos en su contra por extorsión el 25 de agosto. Son, hasta ahora, las causas más sólidas: incluyen depósitos bancarios, teléfonos incautados, explosivos y detención en flagrancia. En consecuencia, Marco Leonidas permanece en prisión preventiva, mientras la Fiscalía busca sostener la acusación en audiencias que recién inician.

El Otro atraviesa por una crisis de inseguridad.Archivo particular

Ni Hitler se salvó de alias Leonidas

Entre las víctimas de las presuntas extorsiones de Leonidas estaría incluso el alcalde de El Guabo, Hitler Álvarez, a quien le habría exigido 100.000 dólares para no atentar en su contra.

Terror en Machala, la capital de El Oro

Tras la captura del capo criminal, Machala vivió horas de terror. Circularon panfletos digitales que advertían de represalias si Leonidas no era liberado. Esa amenaza se concretó la noche del 26 de agosto en una serie de ataques armados que dejaron seis muertos, entre ellos catequistas y un taxista.

Para los investigadores, esos hechos buscaban enviar un mensaje claro: la violencia como presión para forzar a las autoridades. Y al mismo tiempo, como advertencia a comerciantes y ciudadanos que se resisten a pagar extorsiones.

En el expediente judicial, Marco Leonidas Ordóñez es descrito como parte de la estructura de Los Lobos en El Guabo. Su rol habría sido principalmente financiero: coordinar depósitos, recolectar dinero y supervisar amenazas. En comunidades como El Guabo y Machala, su nombre se asocia con miedo. Comerciantes, transportistas e incluso líderes locales habrían estado en su lista de objetivos. Mientras tanto, las calles de Machala y El Guabo permanecen bajo tensión.

Atacados tras venerar a Virgen de El Cisne

La violencia golpeó con crudeza a miembros de una congregación católica que había participado en actos que se realizaron en honor a la Virgen de El Cisne, pero también a un taxista y una pareja de jóvenes. El primer ataque se produjo en el sector Dos Bocas, cuando tres catequistas de la comunidad Lazos de Mariana regresaban en taxi a Puerto Bolívar, tras un encuentro religioso. Sicarios interceptaron el vehículo y dispararon ráfagas que dejaron muertos a Carlos Nagua, Tito Fernández y una mujer identificada como Beatriz.

En el mismo atentado resultaron heridos el esposo de Beatriz y su hija de 14 años, quienes fueron llevados en estado crítico a casas de salud. El hecho sembró dolor en la comunidad, que amaneció entre rezos y lamentos por la pérdida de fieles conocidos por su entrega pastoral. Unos 40 minutos después, en el sector Centenario, el taxista Ángel Cruz, de 68 años, fue perseguido por sicarios en motocicletas. El vehículo terminó impactado contra un poste. Vecinos y policías intentaron salvarlo trasladándolo en una patrulla al Hospital Teófilo Dávila, pero falleció al llegar.

La violencia se trasladó luego a las calles Guayas y Octava Norte. Allí Andy Cabeza, de 32 años, y Mayeli Corozo, de 24, fueron emboscados cuando circulaban en moto. Andy murió en el lugar, mientras que Mayeli falleció horas más tarde en el hospital. En total, los ataques dejaron seis muertos y al menos dos heridos graves. Ninguna de las víctimas tenía antecedentes ni vínculos con bandas, confirmaron fuentes policiales.

La indignación creció entre la comunidad católica y los transportistas. Para los primeros, la violencia truncó la vida de catequistas que horas antes habían estado cantando alabanzas. Para los segundos, fue la confirmación de que los taxistas se convirtieron en blancos directos del terror. 

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