Un seco de pollo fue el almuerzo que Jessenia Sandoval ayudó a preparar ayer, bajo la carpa, a orillas de la vía Panamericana E25, en el recinto La Delia, de la parroquia Pimocha, en Babahoyo, provincia de Los Ríos.

La mujer pertenece a una de las 60 familias damnificadas que se turnan para dormir en una iglesia adecuada como albergue, porque sus casas están ‘a pique’, inundadas.

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Desde que la creciente empezó el viernes 1 de marzo de 2024, los habitantes de la zona caminan con el agua hasta la cintura. “Vivir así ya no se puede y por eso pasamos el día a orillas de la carretera”, relató la damnificada.

Para Esther Montecé, el día empieza alrededor de las 07:00, cuando deben levantar los colchones. Para preparar las comidas, entre todos ‘hacen la vaca’ para tener las raciones diarias de alimentación.

William Sandoval mencionó que la situación es crítica; a los niños les han buscado un espacio en familias acogientes y los hombres se turnan para dormir cerca de las casas para vigilar que no roben sus pertenencias.

El resto del día pasan debajo de las carpas que fueron puestas por las autoridades para que los protejan del sol. Allí también reciben donaciones de alimentos de personas que pasan por la zona en sus vehículos.

Los gobiernos locales también han llegado con raciones de alimentos, pero necesitan agua para beber y medicinas. El desbordamiento de varios ríos anegó a las parroquias Febres Cordero, Pimocha y La Unión, del cantón Babahoyo. Las calles quedaron cubiertas de agua.

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