Los 600 habitantes de la parroquia Cuyuja, en Napo, atraviesan un momento crítico. Desde hace más de once días este sector permanece aislado, tras el colapso de la vía Baeza - Papallacta, arteria vial clave que la conectaba con Quito y otras ciudades.

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Las lluvias incesantes han generado desbordamientos de ríos y deslizamientos de tierra que han arrasado con caminos, fincas y viviendas en la zona.

En Cuyuja, cuya economía gira en torno a la producción lechera y el turismo, el impacto es devastador. Cada día, sus ganaderos producían cerca de 3.000 litros de leche, explica Rubén Villarreal, productor local. Actualmente, esa producción se queda represada en los establos. Para mitigar las pérdidas, están regalando la leche a vecinos cercanos, donde pueden llegar caminando.

En el sector Quebrada Negra, la familia Grefa-Tapuy perdió por completo su hogar, su establo, el ganado, gallinas, patos y una piscina de truchas. Solo quedó el recuerdo de lo que construyeron durante años. Afortunadamente, los cinco integrantes lograron salvar sus vidas, pero hoy no tienen dónde vivir.

Derrame de crudo

Situaciones similares se repiten en Flor del Bosque, donde un emprendimiento de licores artesanales quedó aislado y sin producción. A esto se suma un desastre ambiental: un alud destruyó un tramo del oleoducto SOTE, provocando un derrame de crudo, agravando aún más la crisis económica y ecológica de la zona.

“No tenemos acceso ni a alimentos ni a medicinas. Nuestra gente está aislada”, dice Luz Luguaña, presidenta del Gobierno Parroquial, quien lidera los pedidos de auxilio y coordina la evacuación de familias en riesgo.

En el casco urbano de Cuyuja, otras dos viviendas y las plantas de agua potable y tratamiento también están amenazadas. Algunas familias han sido evacuadas, pero al menos 15 personas permanecen damnificadas, según la dirigente.

Turismo comunitario afectado por derrumbes

El turismo que generaba ingresos alternativos para algunas familias también está paralizado por los continuos derrumbes. Un emprendimiento ecológico quedó aislado, sin visitantes y con el acceso bloqueado por los continuos derrumbes.

La situación es crítica. En la parroquia piden con urgencia maquinaria para rehabilitar la vía Baeza - Papallacta, así como alimentos, medicinas y materiales para reconstruir las viviendas y fincas afectadas.

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