En la parte central de la comunidad de San Gerardo, en el cantón Guano, provincia de Chimborazo, en una edificación sencilla y robusta, hecha con piedra, resguardada por un techo de madera cuidadosamente conservado, se concentra el pilar espiritual de esta localidad, la devoción al santo del que adoptaron el nombre, patrono de las mujeres embarazadas y de los recién nacidos.

La historia del templo parroquial de San Gerardo se remonta a 1938, cuando colocaron la primera piedra. Fue levantado a través de mingas. Una placa en una de las paredes revela el agradecimiento a los dirigentes y al pueblo en general que contribuyó en la edificación.

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Esta casa de oración no solo es un punto de encuentro para la comunidad, sino también un refugio para quienes buscan consuelo y esperanza.

En su interior, además del altar principal, destacan dos tronos menores: uno dedicado al Divino Niño y el otro a la Santísima Virgen. En lo alto de la parte frontal de la estructura cuelgan tres campanas.

San Gerardo cuida a los hijos

Este templo en el que cada domingo, al mediodía, se congregan los feligreses para participar de la misa, es el reflejo de la fe y de una tradición que ha perdurado por más de ocho décadas.

“La fe en san Gerardo no solo es una tradición, es una parte viva de esta comunidad. Cada día escucho testimonios de personas que reciben favores, desde mujeres que logran embarazos exitosos hasta quienes encuentran consuelo espiritual. Su presencia aquí es un símbolo de esperanza y fortaleza”, aseguró el párroco Marco Espinoza, quien reside en el lugar y siempre mantiene abiertas las puertas de la casa de oración para quienes buscan tener un momento de oración.

El sacerdote recibe a las mujeres embarazadas que, antes de partir al hospital para dar a luz, en un gesto de especial devoción, acuden a encender unas velas ante la imagen y oran confiando sus vidas y las de sus hijos a la protección de san Gerardo.

“A mi san Gerardito, siempre le rezo y le encomiendo a mis hijos, desde cuando me iba a dar a luz” aseguró la devota Mariana Lara.

San Gerardo es considerado milagroso. “Hemos escuchado de muchos milagros atribuidos a él, como la curación de mujeres con complicaciones en el embarazo y del nacimiento de sus niños sanos”, señaló Olga Arévalo, presidenta del Gobierno Parroquial.

La iglesia y su patrono son símbolos de identidad y esperanza de la comunidad que, a través de los años, ha sabido mantener viva su devoción.

Dos celebraciones para el santo

Originalmente, la parroquia se llamó Paquicahuán, nombre que fue cambiado por los padres redentoristas quienes propusieron la actual denominación en honor al santo italiano Gerardo Mayela, nacido en 1726.

“No podía llamarse Paquicahuán, que significa tierra inerte, porque esta es una tierra fértil”, recordó la dirigente Olga Arévalo.

Al santo lo celebran dos veces cada año: por su festividad que se recuerda el 26 de octubre y la otra durante las festividades de parroquialización, a finales de enero, una tradición significativa en la comunidad. Durante nueve días, la imagen del santo es llevada a cada uno de los barrios.

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