Han pasado diez años desde la visita del papa Francisco a Ecuador, y las mujeres del Centro de Bordados Cuenca recuerdan con añoranza el trabajo de bordar la casulla, mirla y estola que el santo padre utilizó durante la eucaristía que ofició en Quito.

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Más de 700 horas de trabajo emplearon las artesanas Aida Maita, Angelita Viñanzaca, Raquel Lema e Isabel Alvarado para bordar con hilo de algodón las decoraciones en las prendas. Representaron las cuatro regiones del Ecuador, su flora, fauna y culturas. También se plasmó la oración de san Francisco de Asís.

Tras la muerte del Papa, los patrones, diseños y las telas con las múltiples pruebas de colores y puntadas que hicieron antes de iniciar el trabajo definitivo son los mayores tesoros que guarda este centro de mujeres de la ruralidad azuaya.

Incluso una de las paredes del Centro de Bordados, ubicado en el Parque Industrial de Cuenca, está decorada con una gran fotografía del Papa vistiendo las prendas, y otras imágenes que muestran los detalles del trabajo realizado.

Aida Maita recordó que le tomó varios días investigar sobre la historia de san Francisco de Asís para plasmar la esencia del nombre que tomó Jorge Bergoglio cuando fue designado sumo pontífice.

Un encuentro inolvidable con el papa

Aida y Angelita también rememoran su viaje a Quito para ser parte de la eucaristía que Francisco celebró en el parque Bicentenario y de un encuentro más personal en un evento de organizaciones sociales que recibieron al santo padre.

Este hecho, aseguran, marcó un antes y un después para la organización y para las mujeres que fueron parte del proyecto. “Pueden pasar muchos años, pero nadie podrá borrar el hecho que fuimos parte de la visita histórica del papa a nuestro país”, explicó Maita. 

Tras el deceso del sumo pontífice resurgió el nombre y trabajo de estas mujeres. Su labor fue parte importante de la historia que escribió Francisco durante su visita a Ecuador. La noticia de la muerte del papa Francisco ha provocado en estas bordadoras añoranza por lo vivido.

La casulla, mirla y estola bordadas por Aida, Angelita, Raquel e Isabel se exhiben en la Catedral de la Inmaculada Concepción. La Arquidiócesis de Cuenca decidió mostrar estos elementos para rendir homenaje póstumo al máximo líder de la Iglesia Católica.

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