Loja vivió una de las peores crisis de agua potable en su historia reciente. Familias enteras pasaron días sin una sola gota en sus hogares, obligadas a comprar agua a precios elevados o a hacer largas filas para llenar baldes. La causa: los graves daños provocados por las lluvias en el sector de Shucos, zona clave que alimenta la planta de tratamiento de Carigán.

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La situación alcanzó niveles insostenibles. Desde barrios altos hasta sectores céntricos, las quejas de los moradores se multiplicaban. Pero hoy domingo, finalmente, se encendió una luz de esperanza. Jorge Buele, director de Umapal, confirmó que las reparaciones concluyeron y que el caudal ya comenzó a ingresar a la planta. “Desde las 3 de la mañana empezó a llegar el agua. Ya estamos distribuyendo a los diferentes sectores de la ciudad”, señaló.

Buele explicó que el proceso es paulatino. “Primero se llenan las partes bajas de la red, que requieren grandes volúmenes. Luego, a medida que el consumo se estabiliza, el agua comenzará a llegar a las partes altas”, dijo. Sin embargo, reconoció que aún tomará tiempo lograr la normalidad total.

Lo que dijo la alcaldesa de Loja

La alcaldesa de Loja, Daiana Guayanay, también se hizo presente en el sitio. Con tono firme, aseguró que no es momento para relajarse. “Hoy tenemos más de 450 litros por segundo, lo cual es alentador, pero no nos vamos a tranquilizar hasta que el agua llegue al último rincón de la ciudad”, sostuvo. Añadió que además de las reparaciones inmediatas, se ejecutan planes a mediano plazo para evitar futuras emergencias. “Esta vez no vamos a dejar las cosas a medias”, afirmó.

El concejal Iván Ludeña destacó el trabajo conjunto de todo el municipio. “He estado presente desde el inicio. Ayer el agua empezaba a llegar con 115 litros por segundo, hoy estamos con más de 340. Eso ya se siente en algunos barrios de la parte baja. Si el clima lo permite, para mañana los tanques deberían estar llenos y Loja podrá volver a respirar”, expresó. Hizo además un llamado a la unión institucional: “Todos debemos jalar hacia el mismo lado. Esta crisis no se resuelve solo con discursos, sino con trabajo en campo y decisión política”.

Mientras las autoridades anuncian avances, la ciudadanía mantiene la expectativa. En cada hogar lojano, el sonido de una llave que vuelve a soltar agua se convierte en un símbolo de alivio y también de lucha. Porque si algo ha demostrado esta emergencia, es que el pueblo lojano no se rinde... pero tampoco olvida.

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