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En Piedras Viejas, Tachina, Esmeraldas, los pobladores tratan de rescatar lo que sea posible.Luis Cheme

Sismo en Esmeraldas: La tragedia y el abandono golpean a Piedras Viejas, en Tachina

Sin agua, sin hogar y sin atención estatal, los vecinos de Piedras Viejas están luchando por reconstruir sus vidas

Las calles de Piedras Viejas, en el recinto Las Piedras, parroquia Tachina, ya no son las mismas. No es solo por los escombros, sino por el cambio en el alma de esta comunidad que resiste entre el dolor y el olvido, luego de que el 25 de abril de 2025, a las 06:44, un sismo de magnitud 6 sacudió Esmeraldas. 

En Piedras Viejas, fuera del foco mediático, los daños fueron profundos. Luis Peralta recuerda cómo las paredes casi cayeron sobre su familia. “Salimos corriendo… Agarramos a los niños y solo corrimos”, cuenta. Su casa, construida con años de esfuerzo, quedó inhabitable. Como él, decenas se refugiaron en aulas de la Unidad Educativa Teodoro Morán Valverde, habilitadas como albergues improvisados. Ahí, sin comodidades, al menos están a salvo de las réplicas.

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Doña Elvira Cortez ve su casa marcada con una X roja: inhabitable. Contrató a un albañil para desmontar lo que aún sirve. “Esto hay que demolerlo… no hay de otra”, murmura resignada. Cada día vuelve a vigilar lo poco que queda. Muchos no se han ido del todo. Duermen en el albergue, pero en las mañanas regresan a lo que queda de sus casas. No es terquedad, es miedo a perder hasta lo último.

Moradores muestran los daños en las viviendas.Luis Cheme

Gestión de ayuda para los pobladores de Piedras Viejas

Adriana Cabezas, lideresa local, recorre el albergue con un cuaderno. Lleva un censo para gestionar ayuda. Hasta ahora, 62 personas de 21 familias están registradas oficialmente. Otras duermen en patios, entre ruinas. “Al principio dormíamos donde podíamos. Ahora habilitamos más aulas”, explica Adriana, agotada pero firme. También fue testigo del caos tras el temblor. “La gente salió llorando, gritando. Algunos ni sabían qué hacer”, recuerda.

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Las aulas ahora son dormitorios. Colchones, niños jugando con tapitas, paredes cubiertas de listas. La mayoría de los vecinos son obreros, agricultores y pescadores. Gente que levantó sus casas con sus manos, sin ayuda del Estado. “Nos costó años… y en un minuto se vino abajo”, lamenta una vecina. Adriana insiste: “No pedimos lujos, solo que nos ayuden a reconstruir”. La ayuda ha sido escasa: algunos kits, visitas técnicas, promesas. Pero el olvido pesa más. “No salimos en redes, no nos ven”, dice un anciano con la ropa manchada de polvo.

Réplicas del sismo de Esmeraldas

El drama no terminó con el sismo. Cada réplica reactiva el miedo. “Dormimos mal. No sabemos si quedarnos o volver”, admite una madre con su bebé. Incluso los niños preguntan cuándo regresarán a sus cuartos. Y aunque el país no los mire, Piedras Viejas resiste. Se cuidan, comparten lo poco que tienen, se consuelan. “Queremos volver a vivir con dignidad. No ser una cifra más”, exclama Adriana, quien no es política ni funcionaria, solo una mujer que no se rinde. 

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