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Vecinos y familiares de las víctimas acudieron al lugar de la masacre para conocer qué había ocurrido.DV / Extra

Sobreviviente de la masacre en El Empalme relató cómo un simple impulso lo salvó

El ataque, que comenzó en otro sector, terminó dejando una escena dantesca en pleno centro de la parroquia Guayas, en El Empalme

El bar La Clínica hervía de vida. Era domingo por la noche y unas cuarenta personas se entregaban al baile, a las risas y a los tragos. Jorge, uno de los asistentes, sintió de pronto unas ganas urgentes de orinar. A las 21:15 se dirigió al baño. No alcanzó a cerrar la puerta cuando escuchó ensordecedoras ráfagas de disparos. Afuera, el goce se transformaba en gritos, sangre y muerte.

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“Lo único que hice fue agacharme y pedirle al Todopoderoso que me guardara”, cuenta a EXTRA, todavía con la voz temblorosa. Fue uno de los sobrevivientes de la masacre que estremeció a la parroquia Guayas, en el cantón El Empalme (provincia del Guayas), donde 17 personas fueron asesinadas y al menos 14 resultaron heridas.

Jorge estaba en el bar disfrutando de unas cervezas con amigos, cuando ese impulso fisiológico lo salvó de morir. Tras unos ‘eternos’ segundos en el sanitario, salió y se topó con la dantesca escena: “cuerpos regados por todos lados, gritos de angustia, sangre, cervezas regadas... estaba todo desbaratado”.

El ataque fue tan violento y repentino que muchos ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar. Los cuerpos quedaron tendidos en el suelo, entre mesas destrozadas, botellas rotas y música aún sonando. Algunos fallecieron en el acto, otros fueron trasladados con urgencia a centros de salud en El Empalme, Quevedo y Buena Fe.

Cerca del baño donde Jorge se resguardó, yacía el cuerpo sin vida de Jefferson Párraga, una figura querida en la parroquia por su carisma y su labor como instructor de bandas musicales.

Varios heridos fueron socorridos por miembros del Cuerpo de Bomberos de El Empalme.Daniel Vite

Párraga, miembro de la población LGBTI+, preparaba estos días con entusiasmo a los estudiantes de las unidades educativas Gustavo Enrique Pico Pincay y 17 de Agosto, para los desfiles de las festividades de la parroquia Guayas, el 7 de agosto. Su muerte, como la de tantos otros, dejó un eco de dolor en la parroquia.

En el centro forense de Quevedo, adonde fueron trasladados los cuerpos, decenas de familias enfrentaron su propio calvario. Entre ellas estaba Leydi, esposa de Jenry Campuzano. Ella ayer aguardaba, abrazada a una camiseta blanca que llevaba impresa la imagen de su esposo, sus hijos y los gallos que él criaba con pasión.

No podía dejar de repetir: “¿Cómo les voy a decir a tus hijos que ya no vas a estar? Dios mío, ¿por qué te lo llevaste?”, mientras familiares la abrazaban e intentaban consolarla.

¿Cómo ocurrió la masacre en El Empalme?

Según el jefe de la Policía del cantón El Empalme, Óscar Valencia, el ataque comenzó en el sector San Cristóbal, a un kilómetro del bar La Clínica. Allí, los antisociales asesinaron a Nepsar Arreaga y Sergio Guamán antes de cruzar un puente y desatar el horror en el centro de la parroquia. Dos camionetas, una ploma y otra negra, transportaban al menos a diez hombres armados que, sin piedad, dispararon contra los presentes.

Una mujer llora y pide justicia por su familiar.Extra

“Lobos activos, Fatales ni la ver…” habrían gritado los atacantes al huir, según testigos, dejando entrever una posible pugna entre bandas, quizás contra Los Choneros, por el control del territorio. Un menor herido, alcanzado por las balas, cayó a una cuadra del bar, mientras otros heridos eran trasladados a hospitales cercanos.

Equipos de la Dinased provenientes de Milagro llegaron al lugar para realizar las pericias correspondientes, mientras unidades tácticas reforzaban la vigilancia en el cantón. Las autoridades también han pedido colaboración a la ciudadanía para obtener más información sobre los responsables.

“Estamos investigando este hecho violento. Creemos que se fueron huyendo por la zona de Cuatro Mangas, que limita con Buena Fe y por ser zona rural es más complicado rastrear a estos delincuentes”, expresó el jefe policial.

Mientras tanto, la tarde del lunes 28 de julio los cuerpos comenzaron a ser llevados desde la morgue de Quevedo a sus hogares para un último adiós.

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