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Quito

Los residentes han perdido incluso la tranquilidad para cruzar las calles.EXTRA.

Tumbaco respira humo: crece la alarma por la contaminación en los valles de Quito

La contaminación por vehículos e industrias preocupa a los moradores, quienes piden controles urgentes

El aire ya no se siente igual en el valle de Tumbaco. Los vecinos hablan de un cielo más opaco y de un ambiente cargado por el humo de autos y fábricas.

Esa percepción coincide con los resultados de la encuesta Quito Cómo Vamos 2024: el 63 % de los habitantes creen que la contaminación por vehículos ha empeorado y el 75 % identifica al tránsito como el principal problema ambiental de la zona.

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Ana Sánchez, residente de Cumbayá de toda la vida, recuerda con nostalgia el pasado rural de la parroquia, con casas de adobe y caminos de tierra. Hoy, dice, su barrio se ha transformado en un “estacionamiento público”, donde los autos invaden las estrechas vías a cualquier hora del día.

La transformación del valle ha sido vertiginosa. En los últimos quince años, Cumbayá y Tumbaco pasaron de ser zonas de descanso a polos de desarrollo inmobiliario, comercial y académico. Sin embargo, el crecimiento no ha venido acompañado de soluciones sostenibles en movilidad.

Katiusca Pazos, quien habita desde hace 12 años en Cumbayá, afirma que el limitado acceso vial y la falta de transporte público eficiente los han obligado a comprar vehículos particulares. Esa dependencia, asegura, “ha generado un efecto dominó que agrava los niveles de contaminación atmosférica”.

Crece el tráfico en los valles

Hay ciudadanos que hasta usan mascarilla para protegerse de la contaminación.EXTRA.

De acuerdo con un estudio de la Universidad San Francisco de Quito, en solo 26 intersecciones de Cumbayá se contabilizan más de 100.000 vehículos diarios. El tráfico crece cada año un 7,8 % en esa parroquia, seguida por Tumbaco (4,4 %) y Puembo (4,7 %).

Para el consultor en movilidad Sebastián Arias, las cifras evidencian no solo la compra masiva de autos, sino también una población flotante que se traslada a diario por trabajo o estudios. “El problema no es solo la congestión”, advierte, “es el volumen de emisiones que genera este flujo constante de vehículos. Cada viaje adicional representa más gases contaminantes liberados al aire”.

Industrias​

Pero no todo el humo proviene de los escapes. Las industrias también preocupan a los moradores. Guido Molina, residente de Puembo, cuenta que el entorno ha cambiado radicalmente.

“Ahora hay tránsito pesado, fábricas y uso de químicos en florícolas que están demasiado cerca de las viviendas”, comenta. Asevera que el olor a químicos es evidente varias veces al año y teme por la cercanía de estas plantaciones a los centros educativos.

Rasa Zalakeviciute, docente e investigadora ambiental de la Universidad de Las Américas, explica que los principales contaminantes provienen del tráfico vehicular y de actividades industriales. Menciona el dióxido de azufre (SO₂) y el material particulado PM2.5 como los más peligrosos, capaces de llegar hasta el torrente sanguíneo. “El SO₂ irrita el sistema respiratorio y el PM2.5 puede transportar metales pesados, hollín y otros compuestos que afectan la salud cardiovascular”, sostiene.

Para la experta, los valles orientales necesitan con urgencia un sistema de transporte público eficaz, además de regulaciones ambientales más firmes. También considera que las industrias deben “asumir su responsabilidad” aplicando filtros y controles más estrictos.

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