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Se realizó un operativo de venta de licores cerca de los colegios del centro de Quito.canva

Quito: Operativos para frenar consumo de alcohol en menores | EXTRA lo alertó

Alertados por las publicaciones de EXTRA, autoridades policiales y municipales les pusieron el ‘ojo’ a quienes les venden alcohol a los estudiantes

La Plaza de la República, en el centro de Quito, lucía vacía. Ayer, ningún estudiante se reunió en el lugar como suele ocurrir al finalizar la jornada escolar. El rumor de una posible intervención policial disuadió a muchos de acercarse.

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La ausencia no fue casual. En su edición del sábado 10 de mayo, Diario EXTRA reveló que menores de edad consumen bebidas alcohólicas en los alrededores de un reconocido colegio capitalino. El problema no se limita al consumo, pues el pasado 25 de abril este medio también alertó sobre la venta de gelatinas con siete grados de alcohol, fácilmente accesibles para niños y adolescentes.

La denuncia activó a la Intendencia de Policía de Pichincha, que organizó un operativo junto a otras autoridades en el sector señalado. El resultado fue contundente: más de 50 botellas de licor artesanal con hasta 50 grados de alcohol, 365 gelatinas alcohólicas y varios paquetes de cigarrillos fueron decomisados. Todo al alcance de los estudiantes.

“Las gelatinas tienen siete grados (de alcohol). Eso para un menor es suficiente para dejarlo en total embriaguez”, advirtió Álex Manzano, intendente de Pichincha.

Encontraron menores consumiendo alcohol

Durante el operativo también se encontró a dos estudiantes consumiendo licor. “Dinapen actuó de inmediato, se contactó con los padres y con el plantel educativo para informar lo sucedido”, informó Carlos Fuentes, jefe de Gestión Operativa del Distrito Metropolitano de Quito.

Para las autoridades, el acceso de menores al ‘trago’ es una puerta a riesgos mayores. “Con esos grados de alcohol y las cantidades que consumen, los adolescentes pueden convertirse en víctimas de robos, agresiones sexuales u otros delitos”, alertó Manzano.

Fátima Chicaiza, madre de familia, confirmó la preocupación. “Los chicos beben, sobre todo los jueves y viernes. Les venden en las tiendas. Cuando se les acaba el dinero, dejan sus mochilas y uniformes como prenda”, relató.

Fuentes hizo un llamado a reforzar la corresponsabilidad entre autoridades, instituciones educativas y familias. “Los colegios deben extender su control a los alrededores. Los padres tienen que saber qué hacen sus hijos”, insistió. Chicaiza, por su parte, pidió que estos operativos no se detengan. “A veces uno los ve arrastrándose de borrachos. Esto tiene que parar”.

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