Sobre la angosta y oscura curva del Km. 47 de la vía Milagro–Roberto Astudillo, yacía el cuerpo, aún con signos vitales, de Aaron Moisés Llivisupa Bravo. Se trataba de un miembro de la Policía Nacional que se había impactado frontalmente contra una furgoneta que viajaba en sentido contrario.

El joven uniformado, oriundo del cantón Naranjito, se movilizaba en una motocicleta y, por causas que todavía no se establecen, se vio implicado en el accidente de tránsito que, horas después en el Hospital del IESS Milagro, le costó la vida.

Todo ocurrió cerca de las seis de la mañana del 30 de marzo. En el sitio del impacto quedaron los restos de la motocicleta de alto cilindraje en la que se movilizaba el agente. El casco protector no le sirvió de mucho, pues el impacto fue tan fuerte, que no le dio oportunidad de vivir a pesar del esfuerzo hecho por los galenos.

Pasadas las siete de la mañana el cuerpo del uniformado fue llevado a la morgue por personal de la Oficina de Investigación de Accidentes de Tránsito.

Claudio Naula fue el encargado del levantamiento del cadáver y mencionó que una vez confirmado el deceso del joven, se trasladaron al lugar del accidente para recoger indicios que ayuden a esclarecer lo que sucedió.

Por ahora, como elementos fundamentales de la investigación, cuentan con la moto en la que se movilizaba el hoy fallecido y la furgoneta de placas GSD-7896 que permanece en el centro de retención vehicular en Milagro. El conductor de vehículo huyó del sitio.

Carlos Peñafiel, coronel de la Policía Nacional, llegó a la morgue e indicó que el fallecido estaba prestado sus servicios como policiclo en el Distrito 9 de Octubre en Guayaquil.

Por otro lado, en los alrededores donde se registró el accidente, Luis Yánez, habitante del sector, se quejó por la peligrosidad de la carretera. Afirmó que no es la primera tragedia que ocurre en esa vía y atribuyó el problema a la falta de limpieza de la maleza que crece en los costados.

“Mire todo ese monte. Eso no deja ver y peor en la noche o madrugada que esto es oscuro. Además, aquí hay una curva y por eso es que pasan las desgracias”, mencionó el morador.