Era poco antes de las nueve de la mañana de martes 29 de diciembre de 2020, cuando una de las solitarias calles del sector Samanes, al oeste de Milagro, provincia del Guayas, se convirtió en el escenario de una nueva muerte violenta, la quinta de similares características en este mes.

Los gritos aterradores de una mujer alertaron a los moradores que sin saber qué ocurría, salieron hasta la calle y confirmaron que se trataba de un asesinato. La víctima era Darwin Pacheco, un joven de 24 años que vivía a pocas cuadras del sitio, en el que fue atacado a bala por dos tipos que se movilizaban en una moto.

El móvil del crimen, según el comandante de la subzona Guayas, Javier Villarreal, sería un ajuste de cuentas por disputa de territorio, pues el fallecido, quien deja dos menores de edad, registra antecedentes penales por robo y tenencia de sustancias sujetas a fiscalización.

En el momento en que fue asesinado, Pacheco caminaba junto a su esposa y una menor de edad a la que acogió como hija. Había salido de su casa para cobrar un dinero por la venta de pescados, pero en el camino, los dos individuos en moto se le acercaron y, tras confirmar que se trataba de Darwin, sacaron a relucir sus armas de fuego y le dispararon por varias ocasiones.

La mujer y la niña resultaron ilesas debido a que salieron a precipitada carrera. Sin embargo, Darwin Pacheco no pudo evadir a la muerte y cayó sin signos vitales al costado de un terreno baldío.

La misión de los sicarios fue cumplida y huyeron con rumbo desconocido. Poco tiempo después llegó el personal policial y acordonó la escena para el levantamiento de indicios balísticos. “Vemos que es una muerte selectiva, al modo de sicariato. Esperemos tener mayor información, saber a qué se dedicaba esta persona y posiblemente sí es un hecho de retaliación”, sentenció el jefe policial.