María del Mar Gallegos, experta en criminología, explica que el gobierno del presidente Daniel Noboa tiene que estar seguro de lo que se viene. “Es una ola de inseguridad porque sabemos que a nadie le gusta que se metan con su familia. Y mucho más una persona como Fito”.

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Lo que se debería averiguar es si los parientes del prófugo de la justicia hicieron algo ilegal. Si fuera así, entonces se los debería procesar. “Hay que reforzar la seguridad, la Inteligencia e incluso la tecnología”.

De ser necesario, para Gallegos incluso sería necesario sacar más militares a las calles para que se sienta su presencia. “Ahora más que nunca se necesita de un líder para que nos diga lo que deberemos hacer, cuál será el plan y qué es lo que espera”, puntualizó la especialista.

Manuel Rayran, docente e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, coincide en parte con Gallegos. Esto porque, a más de las posibles represalias que se vendrían, él mira otro panorama.

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“Es probable que Fito intente tener un acercamiento con el presidente Noboa a través de emisarios, para llegar a algún tipo de acuerdo o pactar una entrega”, detalló este experto colombiano.

Pero si Fito se decanta por lo que sabe hacer, es decir, atemorizar con las armas, lo más probable es que el primer mandatario quede entre la espada y la pared, según Rayran.

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