Una imagen en tercera dimensión mostraba el avance imparable del COVID-19 en los pulmones de Arturo, de 50 años. En la tomografía se veía cómo el virus carcomía parte de los órganos de este paciente del hospital de la Policía, en el occidente de Quito.

Arturo es padre de un gendarme. Y su situación es crítica. Él es parte de los 48 infectados por coronavirus que son atendidos en el área de hospitalización. No hay más espacio allí.

Javier Buitrón, director del hospital, detalló que la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) también está repleta. En esa área actualmente están ocupadas 14 de las 15 camas.

“Estamos llenos, pero que se entienda que no estamos colapsados”, destacó el oficial. Antes de la pandemia había 25 espacios para internamientos. En UCI, en cambio, solamente había seis lugares.

“Se estudia qué otros espacios se podrán utilizar. Estamos esperando la llegada de más ventiladores”. El director aseveró que incluso se adecuarán los quirófanos para los infectados con COVID, en donde ya se cuenta con tomas de oxígeno.

Camas para pacientes

Desde que se decretó el estado de excepción, el hospital de la Policía ha recibido a 1.300 personas, entre policías en servicio activo y pasivo, así como sus familiares. De ese número, resultaron positivos 419 pacientes y hasta el momento han fallecido 36, únicamente en esta casa de salud.

Para prevenir el colapso, la institución decidió implementar además un área de atención primaria en el parqueadero. Consta de cuatro carpas para la revisión y análisis clínico, así como la toma de muestras PCR.

También se está reubicando a los profesionales. Por ejemplo, los anestesiólogos atienden en UCI, así como los pasantes. “Médicos policías y civiles están comprometidos acá para salvar vidas”, dijo Buitrón.

Además, se ubicaron diez camillas para que los enfermos más críticos puedan esperar su internamiento. Pero si el hospital no tiene la posibilidad de acogerlos, podrán ser derivados a otras instituciones de salud con las que se tienen convenios.