Los hermanos González sacaron de la sala de velación a su madre, porque luego de que ella viera a su esposo dentro de un féretro, no soportó la impresión y tuvo un ataque de pánico. Casi se ahoga.

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Luis González, de 54 años, fue una de las tres víctimas que murieron en un accidente de tránsito en un tramo de la avenida Simón Bolívar, en Quito, la tarde del 6 de octubre. Ese día, un camión concretero habría perdido los frenos y se cruzó a la otra vía, aplastando a dos vehículos. Uno de ellos era Luis, quien murió ahogado por el concreto que derramó el automotor.

Fernando, uno de los hijos de la víctima, contó que no ha dormido estos días porque extraña a su padre y, por si fuera poco, aseguró que una funeraria aprovechó su dolor.

“Habían tomado el nombre de mi hermana para ofrecernos un nicho y pagamos 400 dólares. Cuando fuimos al cementerio, este espacio no existía”. La familia perdió ese dinero y pagó 300 ‘latas’ a otra empresa para enterrar los restos de Luis. “Con esto quedamos más endeudados”, añadió Fernando.

MÁS DOLOR

Por otro lado, los deudos de Agustín Espín, el conductor del camión concretero, hablaron con los dueños de la empresa en la que trabajaba la víctima para que les reconocieran en algo los gastos funerarios.

Agustín fue chofer profesional por 24 años y conducía tractores y retroexcavadoras. 

Finalmente, allegados de Jhonny Lara, la tercera víctima que murió en el accidente y que viajaba en una buseta, expresaron sus condolencias en redes sociales.

Sus amigos de la ‘U’ lo recordaron como “un chico muy respetuoso y alegre”. Desde un instituto religioso al que pertenecía el joven ingeniero también enviaron mensajes de apoyo a su familia. “Nos unimos al sentido pésame por una pérdida irreparable como lo es de un hijo, un hermano, un joven”.

SOLUCIÓN

El alcalde Pabel Muñoz pidió a su equipo que acelere el proceso de concesión de la avenida Simón Bolívar, porque según la autoridad, esta vía, en lugar de conectar a los barrios rurales, se ha convertido “en la vía de la muerte” por tantos accidentes que se dan a diario.

Según la autoridad, se necesita inversión privada no solo para reparar el asfalto, sino para convertirla en una carretera segura con una correcta señalética e iluminación.

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