Estaba borracho y enfurecido. Lanzaba y rompía cosas en su domicilio mientras vociferaba que quemaría la casa y que si alguien se acercaba lo apuñalaba.

Parecían solo amenazas que Wilfrido Vera Rodríguez decía para ‘meter’ miedo, pero lo hizo, quemó su propia vivienda y dejó en la calle a su mujer con sus tres hijas.

Feroces llamas consumieron por completo el humilde inmueble de madera de dos pisos, a eso de las 16:30 del viernes 8 de enero, en el sitio La Playita, de la parroquia rural de San Pedro de Suma, en El Carmen, Manabí.

Génesis Saltos, mujer de Vera, dejó claro a los bomberos y a la policía que no fue un accidente o un cortocircuito lo que dio inicio a la tragedia, sino el hombre con el que había compartido su vida desde hace cinco años y padre de la última de sus hijas, de apenas un año y medio.

“Empezó a botar las cosas y decía que iba a prender fuego, como estaba tomado no pensamos que lo haría”, dijo la mujer, aún nerviosa, a los medios de comunicación.

Para cuando vio que el sujeto hablaba en serio y quiso entrar a la casa a sacar al menos la ropa, las llamas ya no se lo permitieron.

Vera llegó por la tarde apurado a buscar un taladro que, supuestamente, iba a empeñar para pagar una deuda de su vicio, según Saltos, quien le habría reclamado que le gustaría que así también empeñe cosas cuando no tienen qué comer. Wilfrido se fue y de regreso empezó el caos.

“Nunca me ha golpeado, ni a mis niñas... sí me ha gritado y dañado las cosas... pero ya no voy a seguir con él, no quiero que haga algo peor”, sostuvo la fémina que ese mismo día tomó a sus hijas y sin ningún equipaje se fue a buscar refugio donde sus familiares.