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Mamá sin drama

Día de las Madres en Ecuador: frases clásicas que todo hijo escuchó.cortesía

"Si te caes, te caigo encima": frases de madres ecuatorianas que dejan huella

Frases clásicas de madres ecuatorianas que mezclan humor, disciplina y amor, perfectas para recordar en el Día de las Madres

"En una mano el amor; en la otra, el rigor". Pese al transcurso del tiempo, al guayaquileño José Armando Ramírez (32 años) no se le dificulta recordar las frases que su mamita, doña Alicita Lara del Río, les decía a él y a sus hermanos. "En la mayoría de ocasiones, en que ya siendo adolescente nos llamaban la atención, ella nos decía esa frase, dejándonos saber que nos amaba, pero siempre nos reprenderá en caso de no cumplir las normas".

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Veinte años después, José Armando, ya padre de tres hijos varones, les encuentra más sentido a las palabras de doña Alicita. "Es el equivalente de 'Amor y control', la canción de Rubén Blades", cuenta a este Diario, haciendo referencia al clásico 'himno' familiar del cantautor panameño.

Como esa, son algunas las frases de madres ecuatorianas que dejaron huella, ya sea más con un tinte formal de la sabiduría o con un ánimo que arrancaría risas por la jocosidad con que se expresan y se recuerdan, pero no por eso con menor conocimiento o validez. En EXTRA, a propósito de esta fecha especial del Día de las Madres, repasamos algunas tradicionales 'sentencias' y su significado.

“Aquí no se hace lo que tú quieres, se hace lo que yo diga”

Es una declaración de autoridad que deja claro quién manda en casa. Usada cuando un hijo intenta imponer su voluntad o cuestionar una orden.

  • Ejemplo: Si un niño se niega a comer sopa porque quiere arroz, la madre responde con esta frase para zanjar la discusión.

“Llora, llora... que ya mismo te doy una razón para que llores de verdad”

Frase que busca frenar el llanto por capricho o manipulación. Advierte que, si el niño continúa llorando sin razón, habrá consecuencias.

  • Ejemplo: Un niño llora porque no le compraron un juguete. La madre lanza esta advertencia con tono firme (pero no necesariamente violento).
Día de las Madres: en el recuerdo de los hijos quedan las frases de sus progenitoras.Canva

“¿Tú crees que soy tu empleada?”

Reproche directo cuando los hijos muestran actitudes cómodas o poco colaborativas en casa, como esperar que todo se les sirva.

  • Ejemplo: Un adolescente deja tirada su ropa y pide comida sin mover un dedo. La madre le recuerda su rol y que no está para servirle en todo.

“Mientras vivas bajo este techo, se hace lo que yo diga”

Es el clásico recordatorio de que en casa se siguen las reglas de quien la mantiene.

  • Ejemplo: Si el joven quiere salir de fiesta entre semana y los padres no lo aprueban, esta frase pone las cosas en su lugar.

“Ni que tuvieras corona”

Una manera muy ecuatoriana de bajarle los humos a los hijos que se creen con privilegios especiales o actúan con arrogancia.

  • Ejemplo: Si una hija se niega a lavar los platos porque “no le toca”, la madre contesta con esta frase, cortante pero eficaz.

“¿Y si tu amigo se lanza del puente, tú también?”.

Clásica frase para cuestionar la presión social o la necesidad de imitar malas decisiones solo porque otros las hacen.

  • Ejemplo: El hijo dice que sus amigos no hacen tareas o ya tienen celular. La madre responde con esta pregunta, que remata toda excusa.
Día de las Madres: incluso el amor tierno va acompañado de la disciplina para con los hijos.Canva

“Y si yo lo encuentro, ¿qué te hago?”

Esta frase es un clásico en los hogares ecuatorianos, pronunciada con tono desafiante cuando un hijo afirma no encontrar algo que la madre le pidió buscar. Más que una amenaza, es una advertencia cargada de ironía y certeza, pues las madres suelen encontrar el objeto perdido en cuestión de segundos, incluso en el mismo lugar donde el hijo ya buscó.

  • Ejemplo: El niño dice: “Mamá, no encuentro mis zapatos”. La madre responde: “¿Y si yo lo encuentro, qué te hago?”. Acto seguido, va al lugar indicado y encuentra los zapatos justo donde el niño ya había buscado.

Graciosas algunas, otras más serias: estas frases, cargadas de sabiduría popular y disciplina envuelta en cariño, forman parte del legado oral de muchas familias ecuatorianas. Representan una manera única de educar, proteger y formar carácter. En cada palabra hay una lección, y en cada regaño, una demostración de amor incondicional. Porque al final, como diría cualquier madre ecuatoriana: “Uno no entiende hasta que tiene sus propios hijos”.

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