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Chubby, el perro que consuela a familias en duelo en el Parque de la Paz de la Aurora
Más de 300 familias han encontrado alivio emocional gracias a la presencia silenciosa de Chubby
En el Parque de la Paz, un perro de raza Terranova acompaña con serenidad a familias en momentos de dolor, demostrando que el amor no siempre necesita palabras.
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Chubby y su misión
Cada mañana, Chubby deja su casa en el norte de Guayaquil y se sube al vehículo de Irene Palacios, su entrenadora y guía emocional. Al llegar al camposanto de La Aurora, su actitud cambia por completo cuando le colocan su chaleco de terapia: comienza su trabajo. Durante el día, camina en silencio entre salas de velación y jardines, ofreciendo compañía a quienes atraviesan el duelo.
Su presencia imponente pero serena, se ha convertido en parte del paisaje del Parque de la Paz, donde, sin emitir un solo ladrido, Chubby logra conectar con el dolor humano de una manera única.
Chubby, cuyo nombre oficial es Chewbacca, fue seleccionado para ser perro de terapia a los cuatro meses de edad, tras pasar pruebas de carácter y sociabilidad. Durante un año completo fue entrenado por Irene bajo el método Pellitero, que prioriza el refuerzo positivo y el desarrollo natural del vínculo emocional entre perro y humano.
“No lo forzamos a actuar. Queríamos que su empatía surgiera de forma espontánea”, explica Irene. Parte de su formación incluyó familiarizarse con sonidos, personas y ambientes de velatorios, hasta lograr que el animal comprendiera su rol en esos espacios de dolor.
Chubby se acerca lentamente y se sienta cerca de aquellos que permanecen en silencio, muchas veces atrapados en el bloqueo emocional. “A veces basta con que se acueste junto a alguien para que esa persona empiece a llorar”, comenta Irene.
Uno de los episodios más memorables fue cuando irrumpió, con delicadeza, en una sala llena de nietos distraídos con sus teléfonos. Al acercarse y echarse entre ellos, los hizo levantar la mirada, tocarlo, abrazarlo... y poco a poco, recordar al abuelo que acababan de perder.
Otra ocasión conmovedora fue durante la espera por la entrega de unas cenizas. Una familia permanecía callada, rígida. Chubby simplemente se acostó junto a ellos, y en pocos minutos comenzaron a llorar. “Él no dice nada, pero su sola presencia les recuerda que no están solos”, reflexiona Irene.

La terapia con perros no solo ayuda a liberar emociones contenidas, sino que permite romper con patrones de pensamiento que paralizan el proceso de duelo. Chubby, sin pretenderlo, actúa como catalizador de la aceptación y el alivio.
Desde que se implementó este servicio en el Parque de la Paz, más de 300 familias han recibido el acompañamiento de Chubby. Es el único camposanto en Ecuador que ofrece esta forma de apoyo emocional. La idea fue impulsada por Fernando Flores, presidente del grupo, inspirado por experiencias similares en México.
"A diferencia de otros proyectos, aquí no se busca entretener, sino generar una conexión emocional auténtica. "Es una invitación a sentir, a soltar y a sanar", afirma Irene.
Irene cree firmemente que esta terapia podría extenderse a hospitales, sobre todo en áreas como oncología pediátrica. “Los niños necesitan más que medicina. Necesitan paz, motivación y alguien que les recuerde que pueden sonreír incluso en medio de la tormenta”, señala.
Y aunque muchos no lo entienden al principio, quienes han vivido la experiencia con Chubby saben que el consuelo no siempre necesita palabras.
Un perrito especial
Chubby no habla. No razona ni da consejos. Pero en su silencio habita algo esencial, una presencia amorosa que acompaña, que abraza sin tocar, que calma sin decir nada. En medio del duelo, eso puede ser justo lo que un corazón roto necesita.
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