Del linchamiento de un hombre en Yaruquí, al nororiente de Quito, solo se susurraba. Muchos vieron cómo Jhonney González quedó agonizante en la calle Eugenio Espejo, a un costado de la iglesia de la parroquia, pero pocos dieron detalles.

Ayer, un día después de lo ocurrido, solo Pedro (nombre protegido) rompió el silencio sobre la vida de la víctima, de 34 años, a quien conocían como Chuleta y que supuestamente tenía en zozobra a los comerciantes de aquella vía.

“Él y un sujeto se pusieron a pelear el domingo en la tarde. La gente decidió cerrar sus locales porque Chuleta entraba a buscar cuchillos para matar al otro”, comentó el testigo. En medio de su furia, González ingresó al comercio de Pedro que estaba con su padre Luis y otros clientes, quienes corrieron al verlo.

Pero Chuleta impidió que los propietarios salieran. “Empezó a insultarme y me empujó”, contó Luis mostrando el costado derecho de su cara que se impactó contra la pared.

Se calentaron

Las personas vieron la agresión contra el morador y la indignación creció. Entraron a sus casas para sacar palos, mangueras y más objetos para cercar a Chuleta, quien presuntamente estaba acostumbrado a solicitar dinero a los vendedores para no hacerles daño.

Lo acorralaron a pocos metros del templo y empezaron a golpearlo. El hombre únicamente atinó a cubrirse el rostro mientras lo ‘molían’. “Creo que duró el linchamiento unos diez o quince minutos”, calculó Pedro.

Enseguida acudió la Policía y retuvo a González para llevarlo hasta un hospital de Cumbayá, también en el oriente de la ciudad. Pero durante la madrugada de ayer se confirmó el deceso de Chuleta, detenido anteriormente por tenencia de drogas.