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Algunos vecinos utilizan sillas de ruedas para transportar los baldes de agua.RENE FRAGA

Crisis agua Quito: así sobrevive el barrio con 90 % de personas con discapacidad

En Huarcay, sur de Quito, la mayoría tiene discapacidad. Aunque los tanqueros sí llegan, el trabajo para los cuidadores se ha vuelto más difícil

En el barrio Huarcay la emergencia por el desabastecimiento de agua –que va por el día 13 y ha afectado a seis parroquias del sur de Quito– se lleva con más esfuerzo y organización que en otros sectores. Esto se debe a que el 90 % de la población tiene algún tipo de discapacidad.

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Cristina Mena es madre y cuidadora. Su hija de 16 años tiene una discapacidad física del 100 % y requiere atención constante.

En su caso, el problema no es solo la escasez de agua, sino la imposibilidad de usar la que entregan los tanqueros. “La piel de mi hija es delicada, utilizo agua de botellón para bañarla. No puedo arriesgarme a que se enferme”, explicó a EXTRA.

Para mantener las condiciones mínimas de higiene, necesita al menos dos tachos de agua tres veces al día. “Con eso logro algo para el aseo de mi hija. Pero no alcanza. Nos están dando dos botellones por semana, y eso no abastece. Me ha tocado salir a comprar”.

La situación le obliga a priorizar. “Ella se cambia (de ropa) dos veces al día porque usa pañal, y sus cobijitas también deben lavarse cada dos días. Pero todo está acumulado. No he logrado lavar”, relató.

Tiene otro hijo de 21 años, y asegura que el agua en el baño también se va rápido. “Es doble trabajo, cuidar y salir a buscar agua. A veces me toca dejar cosas pendientes”.

Agua con turnos y baldes

El presidente del barrio, Segundo Lara, explicó cómo han manejado la situación. “Aquí estamos más de 3.000 personas, organizados en seis manzanas, cada una con su líder. Si alguien no puede salir a recoger agua, dejamos un balde en la puerta”.

Lara dijo que, tras reuniones con la Administración Zonal de Quitumbe, lograron establecer un punto de abastecimiento en el barrio.

Sin embargo, el recurso no es suficiente. “Nos están enviando tres tanqueros al día: uno por la mañana, otro al mediodía y otro por la tarde. Pero ese punto también abastece a barrios cercanos. No nos alcanza”, afirmó.

Cuidados interrumpidos

Otra de las residentes, Estela Velasco, enfrenta una situación similar. Su hijo tiene microcefalia y discapacidad visual total. “Solo le doy agua de botella, porque si le baño con la de los tanqueros le salen hongos”, aseguró.

Contó que, por momentos, debe suspender sus actividades —incluso las citas médicas de su hijo— para abastecerse de agua.

Estela Velasco debe hervir el agua con la que baña a su hijo, puesto que ya ha tenido afecciones en la piel con el agua de tanquero.RENE FRAGA

“A veces me quedo sin agua porque me toca salir por otras cosas que también son importantes para el cuidado del niño”, comentó.

El barrio Huarcay nació como un proyecto habitacional para personas con discapacidad y sus familias. Esa característica, que le da identidad comunitaria, también convierte a sus habitantes en una población aún más vulnerable en medio de la emergencia por la falta de agua.

“Pedimos más tanqueros. Sabemos que no somos los únicos afectados, pero aquí la situación es diferente. Aquí casi todos tenemos una discapacidad”, expresó Lara.

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