Daniela Ochoa Abril, de 35 años, madre de tres hijos, emprendió un viaje irregular hacia Estados Unidos hace dos meses. Su travesía la llevó por la peligrosa ruta del Darién y finalmente a México, donde encontró trabajo temporal para continuar su viaje.

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El percance sucedió la madrugada del 24 de febrero, un accidente de tránsito en Tonalá, Chiapas, México, truncó el sueño americano de Daniela. Ella viajaba con otras cuatro personas, pero fue la única víctima mortal. Su cuerpo permanece bajo custodia de las autoridades mexicanas.

La familia de Ochoa, de escasos recursos económicos, solicita la ayuda del gobierno ecuatoriano para repatriar su cuerpo. Sus tres hijos, de 18 y 14 años, viven en Cuenca con una tía.

La tragedia de la hoy occisa es un reflejo de la realidad de miles de ecuatorianos que ven la migración irregular como la única alternativa para salir de la pobreza. "Este tipo de migración conlleva un alto costo, incluyendo apostar la vida", señaló la Andrea Ledesma, asesora de la organización 1800migrante.com a medio locales.

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La muerte de Ochoa se suma a la de dos ecuatorianos en la masacre de Sáric Sonora, México, ocurrida la semana pasada. Estos hechos ponen de relieve los riesgos y peligros que enfrentan los migrantes en su búsqueda de una mejor vida.

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