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Curiosos se agolparon en la avenida Casuarina tras un hallazgo que sorprendió a todos
Dos familias, que buscaban a un ser querido, acudieron al lugar y a la morgue.
La escena parecía sacada de una película de terror: partes humanas esparcidas en una vereda de la avenida Casuarina, conocida como la ‘entrada de la 8’, en el noroeste de Guayaquil. Sin embargo, quienes se acercaban parecían no inmutarse. Incluso, algunos pasajeros registraban con sus celulares el macabro hallazgo ocurrido la mañana de ayer en esa zona, parte del distrito Nueva Prosperina.
“Ya esto es tan común… Parece que vivimos en un escenario de muerte y violencia. Yo iba a mi trabajo cuando vi a las personas amontonadas, mirando sin temor. Antes corríamos a ver un herido, pero ahora los hacen ‘picadillo’. Hasta fotos le toman y las suben a las redes sociales”, expresó un miembro de una iglesia evangélica del sector, que estaba entre el grupo de curiosos observando la labor policial.
Los restos humanos, divididos en al menos siete partes, fueron encontrados alrededor de las 07:30 por un comerciante que caminaba hacia su lugar de trabajo.

En fundas plásticas
Las partes estaban envueltas en una funda plástica negra, de las que suelen usarse para cubrir objetos grandes. El cuerpo presentaba las manos y pies amarrados y, junto a él, se hallaron dos elementos constrictores: un cable y una prenda de vestir.
El capitán Joffre Malo, del distrito Nueva Prosperina, informó que entre los restos se encontraron la cabeza, el tórax, brazos y piernas de un hombre que no tendría más de 30 años. La víctima vestía un bóxer azul.
“Al parecer, lo mataron en otro lugar y lo abandonaron aquí, que es un botadero de basura. La persona aún no está identificada”, indicó el oficial.
Mientras agentes de Criminalística y de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida realizaban las pericias en la escena, llegaron dos personas que buscaban confirmar si los restos correspondían a un familiar desaparecido.
“Parece que no es”, dijo una de ellas antes de retirarse angustiada.
El levantamiento de las partes humanas se hizo en fundas plásticas, que fueron trasladadas en el carro de Medicina Legal hasta el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil. Allí también llegaron otras personas con la esperanza de reconocer a un ser querido desaparecido.
“No sabemos si sea él… aún no hemos podido verlo”, comentó entre lágrimas una joven que esperaba en los exteriores del instituto forense para confirmar si esos restos correspondían a su familiar. (AEB)
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