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El Conservatorio Antonio Neumane y el edificio Macro enfrentan serias dificultades estructurales y falta de uso.MONTAJE EXTRA

Edificios olvidados en Guayaquil: una oportunidad para revitalizar la ciudad

Estructuras olvidadas en Guayaquil enfrentan el abandono y el deterioro, mientras urbanistas proponen soluciones para revitalizarlas.

En la ciudad de Guayaquil, varios edificios emblemáticos de gran tamaño permanecen desocupados y en deterioro, representando un reto de planificación urbana para las autoridades locales. A pesar de su prominente ubicación, como el antiguo edificio Macro junto al Estero Salado, la ex sede del INFA/MIES en la avenida del Bombero y el Conservatorio Antonio Neumane en el centro, estos inmuebles no han sido aprovechados de forma efectiva, lo que deja a la ciudad con un paisaje urbano fragmentado.

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El caso del edificio Macro: un símbolo de la desidia urbana

Uno de los casos más destacados es el edificio Macro, ubicado en el norte de la ciudad. Este inmueble, que alguna vez albergó dependencias del Gobierno central, ahora es un claro ejemplo de abandono. Según el arquitecto Javier Castillo, experto en historia local, el edificio sufrió fallas estructurales que dificultaron su funcionamiento, como inundaciones en los sótanos debido a la proximidad al Estero Salado. Además, los problemas de accesibilidad y la falta de mantenimiento han contribuido a su abandono, sumado a la alta complejidad y costo de su rehabilitación.

INFA/MIES: un edificio atrapado en la congestión

Otro caso relevante es el de la antigua sede del INFA/MIES, ubicada en la congestionada avenida del Bombero. Aunque la edificación sigue intacta, su localización en una vía rápida complica cualquier intento de darle un nuevo uso. La falta de accesos seguros y estacionamientos funcionales, junto con el constante tráfico vehicular, hacen que este edificio se haya vuelto prácticamente inutilizable. Para el arquitecto Castillo, la expansión de las vías de transporte ha contribuido al aislamiento de este tipo de estructuras, dejándolas obsoletas.

Conservatorio Antonio Neumane: una espera interminable

El Conservatorio Antonio Neumane enfrenta una situación similar, pero en este caso, el paso del tiempo ha sido aún más cruel. Desde 2017, el antiguo edificio fue declarado no apto para repotenciación, lo que dejó a la comunidad educativa en una constante espera. Actualmente, los estudiantes de música reciben clases en aulas prestadas, que no cuentan con las condiciones necesarias para una formación de calidad. A pesar de que se ha presupuestado un nuevo proyecto de $11.62 millones, la falta de fechas concretas mantiene a la comunidad educativa en un limbo.

Soluciones propuestas: rehabilitación antes que demolición

Los arquitectos Javier Castillo y Brick Reyes coinciden en que la rehabilitación de estos edificios podría ser una solución viable. Aunque el alto costo de rehabilitación sigue siendo un obstáculo, Reyes sugiere que, en lugar de optar por la demolición, estos edificios podrían ser renovados y adaptados para nuevos usos, como viviendas, oficinas o centros culturales. Además, destaca la importancia de involucrar a la comunidad en la toma de decisiones para darles un nuevo propósito.

Una propuesta interesante es aprovechar la verticalidad de edificios como el Macro para fomentar la "densificación urbana". Según Castillo, estos espacios podrían contribuir a revitalizar zonas estratégicas de la ciudad, como el centro, y atraer a nuevos residentes. Sin embargo, el arquitecto también reconoce que la falta de cultura de convivencia en propiedad vertical en Ecuador podría ser un desafío adicional.

Consecuencias del abandono: un riesgo para la seguridad y la imagen de la ciudad

Castillo lamenta el deterioro visible del Macro: “Se ha dejado venir a menos. Deben ser rehabilitados definitivamente, no deberían continuar en desuso”. Abordar esta situación requiere, según él, “creatividad, colaboración y planificación sostenible”, sentencia Reyes, para transformar estos pasivos urbanos en activos de vida para Guayaquil.

A pesar de las propuestas de rehabilitación y reutilización, la pregunta sigue sin respuesta: ¿cuándo tomará el gobierno las decisiones necesarias para transformar estos edificios en activos urbanos útiles? La falta de respuesta oficial por parte de Inmobiliar, la entidad encargada de administrar los bienes del Estado, deja en incertidumbre el destino de estos espacios. Mientras tanto, los edificios de Guayaquil siguen siendo testigos mudos de una planificación urbana que aún tiene mucho por mejorar.

La ciudad de Guayaquil, con todo su potencial, se enfrenta a la oportunidad de convertir estos "edificios fantasmas" en piezas clave para su desarrollo futuro. La creatividad, la colaboración y una planificación sostenible serán esenciales para darles una nueva vida.

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