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Familias de escasos recursos fueron beneficiarias de plan habitacional

Esposos vendieron su casa para costear la enfermedad de un miembro de la pareja. En otro caso, una 'family' ya no soportaba los inviernos, los cuales inundaban su 'caleta'. La fundación Un Corazón Solidario les dio una mano. 

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Jesús y Ruth están felices en su nueva residencia.Cortesía

Jesús Salvador Reynel y Ruth Palma Mosquera tienen 50 años de casados y en su juventud vivieron en Esmeraldas, provincia en la cual educaron a sus cuatros hijos.

Sin embargo, una úlcera provocó que Jesús, a los 38 años, enfermara de gravedad. Ante esta situación, Ruth vendió la humilde casita de caña guadua para solventar los gastos médicos y evitar que el amor de su vida muriera.

La enfermedad y el desgaste físico provocó que Jesús ya no pudiera trabajar como albañil y migraron a Guayaquil, para tener mejores oportunidades de vida, pero al no encontrar empleo decidieron establecerse en Durán y preparar comida esmeraldeña para vender a sus conocidos. Y así se mantuvieron durante 12 años.

“Mi sueño siempre fue volver a tener una vivienda propia, para vivir en tranquilidad con mi esposa, pero no pude volver a levantarme económicamente”, expresó Jesús.

Una historia similar, de amor, alegrías y tristezas vivieron Vicente Arana García y su cónyuge Rosa Itinga, quienes tienen 12 años de casados.

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Vicente nació en Guayaquil y trabajaba cuidando carro junto a un amigo, pero cuando murió su hermano decidió con su esposa cambiarse a vivir con su sobrina; sin embargo, la precaria vivienda se inundaba en las temporadas invernales.

Ambas parejas vivieron por varios años sin tener un techo propio, hasta que fueron unos de los beneficiarios de la fundación Un Corazón Solidario, liderada por Lissette Burbano, quien al conocer sus historias hizo sus anhelos posibles y ellos son los primeros en obtener las viviendas del plan habitacional Un Corazón Solidario, ubicado en el sector de Panorama - Durán.

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Vicente y Rosa decoraron su casa propia con adornos navideños.Cortesía

Hace un año y cuatro meses se colocó simbólicamente la primera piedra.

“Hemos visto la necesidad y sueños de estas personas por tener un hogar donde vivir, y hoy hemos podido cumplir con sus sueños”, dijo Lissette Burbano, mientras entregaba las escrituras de las viviendas.

El plan habitacional tendrá 40 casas de una planta, con un área de construcción de 38 metros cuadrados, dos habitaciones, sala, cocina, patio, además de tener los servicios básicos como agua potable, alcantarillado y energía eléctrica.

Este conjunto habitacional contará con áreas verdes y deportivas, dando así opciones de sano esparcimiento para sus habitantes.

Más viviendas serán entregadas a otras familias de escasos recursos o situación de vulnerabilidad por parte de miembros de la fundación.