Lo que parecía un edificio dedicado exclusivamente a la política y la burocracia se ha convertido, para muchos, en el escenario perfecto de relatos inquietantes. La Asamblea Nacional de Ecuador, ubicada en el corazón de Quito, acumula desde hace años historias que combinan lo paranormal, lo oculto y lo inexplicable.

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El asambleísta Adrián Castro Piedra fue el último en reavivar el misterio. En una entrevista del 13 de agosto de 2025 con el creador de contenido Juan Sid, narró un episodio que vivió en el quinto piso del Palacio Legislativo mientras observaba un partido de fútbol. Cerca de él, personal de comunicación y limpieza grababa un video. Al revisar una de las tomas, algo perturbador se hizo evidente.

“El rostro es clarísimo, se aparece detrás del cuerpo de él. Cuando la cámara pasa al otro lado, la niña dice: ‘¿Qué hace esto?’”, relató Castro. Intrigado, preguntó a las trabajadoras de limpieza por lo que habían visto. La respuesta le dejó más preguntas que certezas: esa “niña” ya era una presencia conocida en el lugar.

Este episodio sumó un nuevo capítulo a la larga lista de mitos que envuelven al Palacio Legislativo. Meses antes, en marzo de 2024, el reconocido ufólogo Jaime Rodríguez contó en el pódcast Suerte Cruzada, conducido por Andrés Crespo y Genio Demente, una historia que, según él, le fue narrada por un informante que trabajaba en el propio Congreso.

Rodríguez relató que esa fuente —un portero con acceso restringido, pero testigo ocasional de eventos inusuales— le llevó hasta una sala en la terraza del edificio. Allí, supuestamente, se reunían dos veces al año 22 personas: diplomáticos, miembros del clero, banqueros y políticos.

“Era un ritual para buscar poder, porque todos eran gente adinerada pero querían más poder… me habló de fuego y espadas”, contó Rodríguez.

Según su versión, el portero aseguraba haber visto subir antorchas y espadas hacia ese lugar. Aunque no presenció el ritual, creía firmemente que en esa sala ocurrían prácticas secretas. No obstante, explicó que probablemente ya no se realizan estos actos en la actualidad.

Un altar en la terraza del Palacio Legislativo

El exasambleísta Ramiro Aguilar Torres también figura entre quienes han quedado intrigados por lo que oculta el Palacio Legislativo. Una tarde de enero de 2015, cuando aún ejercía como legislador, compartió en su cuenta de X un hallazgo peculiar: un pequeño altar en la terraza de la Asamblea. “Subí por curiosidad”, comentó Aguilar en aquel entonces.

La estructura, aparentemente de cemento, tenía tres torres y, en el centro, un adorno con azulejos que mostraban los signos del zodiaco. La imagen desató una oleada de teorías entre internautas: algunos aseguraban que se trataba de un símbolo masónico; otros, que no era más que un simple elemento decorativo.

Historias de apariciones fantasmales, ritos ocultos y presencias inexplicables conviven con el trajín político diario de la Asamblea. Nada ha sido probado y todo se mueve entre rumores, anécdotas y testimonios que parecen salidos de un guion de suspenso. Pero, para quienes trabajan allí, la sensación de que el Palacio Legislativo guarda secretos va más allá de la imaginación.

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