El miércoles 24 de noviembre, la jornada laboral había terminado a las 00:30 para dos recicladores. A esa hora habían revisado casi todos los desechos que estaban en un parterre de la cooperativa Santiaguito Roldós, cerca del sector Fertisa, en el sur de Guayaquil.

Solo les faltaba una funda y uno de ellos se animó a examinarla. Sin embargo, se ‘pegó’ un susto porque en el interior había un cadáver: “era de un bebé fallecido. Estaba moradito y todavía tenía la placenta, el cordón umbilical...”, relató uno de los chamberos.

Además, comentó que según le habrían dicho otros ‘colegas’ fue una pareja la que dejó el bulto en ese lugar. Sin embargo, no se tenían más detalles, porque en ese instante no sabían lo que estaban desechando.

Tras el hallazgo, los recicladores contactaron al ECU 911 y en pocos minutos llegaron agentes de la Policía Nacional y una ambulancia para que los paramédicos confirmaran si había formas de salvar al neonato, pero corroboraron que no tenía signos vitales.

Washington Jiménez, oficial que tomó a cargo el procedimiento, señaló que para la investigación del caso pidió la colaboración de especialistas de la Unidad Nacional de Investigación y Protección de Niños (Unipen) y de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased).

El objetivo, para los agentes, era determinar si la víctima fue dejada cuando aún tenía vida o si ya estaba muerta cuando alguien lanzó la funda en el sitio, pues de eso dependería el curso de la investigación, pues podría tratarse de un abandono de persona, homicidio y hasta un asesinato.

El jefe distrital de la Policía, Francisco Zumárraga, explicó que se revisarían las grabaciones de las cámaras del sector para identificar a los responsables.