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La exhibición de los oficios tradicionales en Guayaquil se realizará hasta el 30 de abril en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo.Jimmy Negrete y Cristhian Vásconez / EXTRA

Oficios populares que marcaron al viejo Guayaquil

La evolución y modernidad terminaron con algunas labores tradicionales en la urbe principal.

La historia del puerto principal está marcada por la actividad comercial. Aunque evoluciona sin perder su esencia, antiguos oficios tradicionales van quedando a un lado o cambian con la devenir de la tecnología, los autoservicios y otros factores.

En la Sala Permanente del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC) se expone sobre estos oficios populares que marcaron al viejo Guayaquil. Lo hace la agrupación denominada Arte Barro, conformada por 20 mujeres, quienes elaboraron las esculturas, tras recibir cursos para elaborar vasijas de barro con los saberes ancestrales de cómo se maneja este material salido de la tierra.

Los cursos o talleres fueron dictados por varios comuneros de Santa Elena, técnicos especialistas de la reserva arqueológica del museo que realizan la restauración de las piezas. Ellos expusieron su conocimiento ancestral en el manejo del barro para elaborar las obras.

Estos antiguos oficios porteños inspiraron a las integrantes de la mencionada agrupación Arte Barro-Meraki a realizar sus trabajos artísticos. Las artistas tardaron un mes en la elaboración de las esculturas en los talleres del MAAC.

Entre los oficios trabajados por las escultoras están: El vendedor de helados en carretillas, que en la actualidad prácticamente no se ven.

Según Mariela Moncayo, guía de la exposición, la evolución de estas labores se da por la aparición de la tecnología, de los medios de transporte, del cambio en la forma de comercializar las cosas, de los supermercados, etc. Por ello es que han desaparecido oficios como el de los lecheros.

En el caso de los “parchadores”, aquellos que tapaban las filtraciones de olas y recorrían los barrios buscando los clientes, quedaron en el paso, porque ahora simplemente se reemplazan comprando un nuevo recipiente.

Todas estas actividades marcaron a la ciudad de Guayaquil, que antes se caracterizaba, entre otras cosas, por ser un poco desordenada, pero con un “toque especial”; su gente, el ritmo, el movimiento comercial, la capacidad emprendedora de sus habitantes, etc.

El vendedor de legumbres que por las mañanas gritaba a viva voz por los barrios, “legumbrero, legumbres”, que ofrecía productos a las amas de casa o empleadas domésticas; el vendedor de cangrejos por atados y de pescado, quienes exponían sus productos en un palo que llevaban al hombro; el afilador de cuchillos con su silbato de rechinante sonido circulaba a pie por los barrios en un triciclo, son oficios del pasado, pero que en su tiempo fueron muy importantes en el desarrollo de la ciudad.

Algunos todavía persisten en los barrios en un número reducido, por ejemplo el vendedor de panes en canastas, el zapatero remendón, el voceador de periódicos o el vendedor de manzanas acarameladas.

A reencontrarse con el pasado

“Con esta exposición costumbrista revivimos el pasado. Las técnicas ancestrales las aprendimos de los profesores en el MAAC, expertos en el manejo del barro. Nosotros hacemos público lo que ellos nos han enseñado, es una forma de reencontrarse con el pasado”, Lorena Parrales, presidenta de Arte Barro Meraki. El grupo nació de los talleres realizados desde el año 2012 por el MAAC.