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En un recorrido, EXTRA comprobó la tranquilidad de la isla y la amabilidad de su gente. Piden que se los deje de estigmatizar.Christian Vásconez / EXTRA

“¡Guacho no es limoneño!”

Habitantes aseguran que el líder del grupo Simisterra es colombiano. El toque de queda afecta a negocios que viven del turismo.

Viven estigmatizados como “guerrilleros”. Así se sienten los habitantes de Limones, parroquia del cantón Eloy Alfaro, Esmeraldas, porque supuestamente Walter Arizala, conocido como Guacho, nació allá.

Sin embargo, los limoneños desmienten que el líder irregular tuviera familia en el pueblo de casi 6.000 habitantes. La difusión de que Guacho es oriundo de allá, ha hecho que el turismo y el comercio decaigan por los atentados suscitados en Esmeraldas, aseguró Marcos Tenorio, morador.

“La gente piensa que acá él vivió y que por eso puede ocurrir un atentado y no es así. Aquí no pasa nada”, manifestó Tenorio.

Al igual que él, don Miguel (nombre protegido) ha vivido más de 20 años en Limones. En la isla, que es pequeña y demanda una travesía de una hora por lancha entre el manglar, todos se conocen, por lo que la delincuencia es escasa y las peleas también.

“Yo aquí si viera que alguien quiere poner una bomba o hacer algo malo, lo golpeo y aviso a la Policía”, afirmó Tenorio. Por eso, el hombre pide que se los deje de señalar y que se elimine el toque de queda, ya que los negocios llevan cerca de tres meses cerrados y el dinero apenas alcanza para comer.

Tenorio es dueño de uno de los tres night clubs que existen en el sitio. El establecimiento ahora pasa cerrado, con las jabas de cerveza embodegadas y los colchones alzados.

La misma situación vive Carlos Quiñónez y don Miguel. Ellos encendían Limones con música y ritmo al pie del muelle. Para carnaval, invirtieron en bebidas que no pueden vender por el estado de excepción.

“Nosotros queremos soluciones. Aquí el que no tiene un trabajo en la Alcaldía, muere de hambre. No hay ventas, el comercio es poco y los turistas se ahuyentaron porque creen que de aquí es Guacho”, expresó Miguel.

Los tres hombres piden que se analice la situación y que al menos se les permita abrir sus locales en otros horarios hasta que inicie el toque de queda, así todos saldrían ganando.

Miguel sostuvo también que en la isla no existe presencia de guerrilleros o insurgentes, por lo que el sitio es pacífico.

EXTRA recorrió las calles de Limones y comprobó la tranquilidad del lugar. A cada paso por las calles adoquinadas, los limoneños saludaban y se dejaban tomar fotos.

Durante todo el trayecto no existió ninguna amenaza contra el equipo periodístico del diario, tampoco se evidenció la presencia de algún campanero.

En uno de los extremos de la isla, desde donde zarpan pequeñas lanchas para la pesca, los pescadores amablemente detallaron las rutas por donde salen a buscar camarones, conchas y cangrejos.

Los pescadores también aseguraron que la ribera del manglar es segura y que no existe presencia de narcos trasladando droga, pese a que desde Limones se puede llegar a Tumaco y el océano Pacífico.

En el olvido de las autoridades

Alicia Loor es propietaria de un comedor y sostuvo que más del 30 % de los limoneños tienen problemas con los medidores de energía eléctrica.

Ella apenas logró empeñar un artefacto para sacar $ 1.000 y abonar algo a la deuda que la ‘ahorca’ cada mes. Debido a la poca presencia de turistas, su comedor no logra generar las ganancias que requiere.

Loor aseguró también que muchas entidades públicas que había en Limones se trasladaron hasta Eloy Alfaro, lo que también deterioró sus ingresos.

“Uno se saca el aire para subsistir. Necesitamos inversión y ayuda para tener ingresos”, comentó, mientras señalaba su planilla con un monto de cuatro mil dólares a pagar.