Fueron cuatro tiros los que acabaron con la vida de Rosa María Idrovo Erazo, de 55 años, la tarde del miércoles 31 de marzo en la ciudadela Urbasur, del Guasmo, en el sur de Guayaquil.

La víctima, quien era comerciante, fue asesinada en el restaurante que tenía en el patio frontal de su casa, donde vendía desayunos y almuerzos, según contaron sus vecinos.

Al día siguiente el sitio estaba vacío. En la fachada solo se podía observar un cartel con el nombre del local y unos bombillos blancos encendidos. Algunos lugareños, atemorizados, contaron que mantenían buena relación con Rosita, como llamaban a la víctima.

Para ellos, el miedo no es porque mataron a la fémina, sino porque a diario se cometen delitos frente a sus casas. Incluso, un morador aseguró que minutos antes de que asesinaran a la mujer, a una transeúnte le robaron unos sujetos armados.

Los vecinos de Idrovo Erazo no creen en la versión policial, que señala que la víctima fue asesinada porque no quería seguir vendiendo droga. Los residentes sostuvieron que Rosa María no era capaz de eso y que ella dedicaba su tiempo a trabajar en su negocio de comidas.

Sin embargo, por información de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida (Dinased) se conoció que Rosa María registraba una detención por tenencia ilegal de arma, el 17 de febrero de 2009.

Por ese delito fue sentenciada a 25 días de prisión, según los archivos de la Función Judicial.

Tras el deceso de la mujer, los investigadores ingresaron a su inmueble para buscar indicios que permitieran obtener detalles del caso. Fue así que los agentes encontraron 95 sobres pequeños que contenían sustancias estupefacientes, según información de la Dinased.