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Ecuador acogería a hipopótamos de Escobar
Si autoridades ambientales de Colombia cumplen con los requisitos de importación, estos serían los primeros ejemplares de esta especie en el país.

Seis hipopótamos saldrán de la hacienda en este año.
La propuesta de que Ecuador acogiera a dos de los hipopótamos de la hacienda Nápoles llegó hace un año, durante un congreso de la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (Alpza), en Cuba.
Belén Chiriboga estaba allí en representación del zoológico guayaquileño El Pantanal, donde llegarían estos mamíferos, que son descendientes de los cuatro ejemplares que Pablo Escobar Gaviria llevó ilegalmente a Colombia en los 80.
Desde la muerte del capo, en 1993, estas enormes criaturas empezaron a reproducirse sin control y actualmente hay más de 50, que se han convertido en una problemática para la comunidad de Doradal, en Antioquia, Colombia, en donde se pasean libremente.
Por ello, autoridades ambientales del país cafetero, como medida para frenar esta proliferación, optaron por exportarlos a diversos lugares, entre ellos Ecuador.
Belén no tiene dudas. Cree que la presencia de hipopótamos en la urbe porteña sería una oportunidad para conocer más de esta fauna exótica, hasta ahora inexistente en el país.
Ecuador nunca ha tenido hipopótamos. Al menos en la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), no hay registros de ingresos autorizados, confirmó Julio Mejía, responsable de la gestión de bienestar animal de Agrocalidad.
Sin embargo, hace un año aproximadamente, junto a la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare de Colombia (Cornare), que es la autoridad ambiental del oriente colombiano, tramitan los requisitos para que dos de estos animales vivan en El Pantanal.
Belén comentó que el proceso está estancado porque el Cornare debe aprobar todos los requerimientos para el ingreso, que les emitieron hace un mes el Ministerio de Ambiente (MAE) y Agrocalidad, entre ellos: cuarentena, vacunas, desparasitación, pruebas de sangre, etc. Estos estarían listos a finales de julio, pero no tienen una fecha exacta.
Añadió que se decidió que fueran dos machos justamente para evitar su reproducción. David Echeverri, del Cornare, explicó que no optaron por una esterilización, en primera instancia, porque estas sobrepasan los 25 mil dólares por animal.
Indicó que escogieron a El Pantanal porque tiene la viabilidad ambiental para acoger a los hipopótamos, y que el proceso requiere de tiempo porque la parte más complicada es su captura.
Su mayor preocupación, dijo, es que a largo plazo, estos animales se alejen del territorio de Nápoles y migren hacia el río Magdalena, donde se dificulte aún más su regularización.
Adaptados a los humanos
Sin embargo, los hipopótamos de Doradal tienen una ventaja: a diferencia de los endémicos africanos que habitan zonas despobladas, estos se han familiarizado a la presencia humana.
Iván Betancur es mototaxista en Nápoles. Acerca su mano morena a las enormes mandíbulas de ‘Vanessa’, la única ejemplar en cautiverio y que es la mascota del lugar, actualmente convertido en un parque de diversiones.
-¿No le da miedo poner la mano tan cerquita?- le pregunta un pequeñito de gorra roja que, acompañado de su abuela, también intenta alimentar a la voluptuosa hembra.
El conductor, de 34 años, sabe que estos mamíferos son los que más muertes humanas causan al año en África, pero cree que en esa comunidad no ha habido ninguna tragedia de este tipo porque nacieron y crecieron prácticamente junto al pueblo. “Usted puede ir por la calle y, durante la madrugada, se los puede topar como a una vaca, a un perro”, cuenta como si nada.
Belén mira esto como positivo para el proceso de adaptación de los dos ejemplares que llegarían a su zoológico, donde acuden decenas de personas a diario.
Intentos fallidos
En El Pantanal, desde hace cinco años hay un lugar adecuado para acoger a estos colosos de piel gruesa y oscura. Nelson Chiriboga, director del lugar y padre de Belén, clava la mirada en la figura de un hipopótamo de cemento que mandó a construir en la laguna de la jaula. “Es el símbolo de mi frustración”, bromeó.
Ha tratado de importar hipopótamos desde la antigua Yugoslavia, Perú, México y otros países, pero los trámites de ingreso nunca se cumplieron.
Por eso, insistió Belén, vieron como positiva la propuesta e insiste en que este intercambio es beneficioso para ambos países porque ayudarían a Colombia a disminuir su problema y Ecuador tendría ejemplares de esta especie.
Sin embargo, sabe que la ‘fama’ de estas criaturas, por tener relación con el mayor narcotraficante de la historia, es lo que generaría más interés. “Con las series, novelas, lo van a relacionar siempre. Hay esa conexión histórica”, precisa la joven.
Por Escobar
Eso lo sabe a la perfección Iván Betancur, mototaxista de la hacienda Nápoles, quien está seguro de que a la mayoría de turistas que llegan a Doradal los motiva más conocer el lugar donde vivió el capo colombiano, que las piscinas y demás atractivos del parque que se construyeron sobre los cimientos de la droga.
Él mismo tenía 10 años cuando ingresó por primera vez a la mansión de Pablo. En medio del excéntrico vestíbulo, revuelto por saqueadores que luego de la muerte del narcotraficante desvalijaron el lugar, se chocó de frente con una enorme avestruz disecada.
Soltó los mangos que había ido a arrancar de los árboles que crecían en la hacienda en ese entonces, y se echó a correr del pánico. Él ni nacía en 1978, cuando el líder del Cartel de Medellín compró la finca
Solo había escuchado, por sus vecinos mayores, que aquel ‘ganadero’ paisa tenía jirafas, camellos, elefantes, rinocerontes, hipopótamos, cebras... Se detiene en la enumeración de las más de 1.500 especies que tuvo y echa una carcajada.
-¿Había escuchado esa historia, no?
Sin esperar respuesta relata que el capo engañó a las autoridades de ambiente, cuando llegaron a incautarle las cebras y mandó a pintarle rayas blancas y negras a una decena de burros para que se los llevaran.
“El hijo mayor le pidió dinosaurios. Como no podía regalarle uno de verdad, mandó a hacer siete de puro concreto, de tamaño real. Esos siguen en la hacienda, al igual que los hipopótamos. Uno de los que él trajo aún está aquí, le decimos ‘El viejo’”.
Deben cumplir con requisitos ambientales y sanitarios
Julio Mejía, responsable de la gestión de bienestar animal de Agrocalidad, precisó que la solicitud de ingreso de hipopótamos la generó El Pantanal y ellos establecieron requisitos zoosanitarios para que estos animales puedan entrar al Ecuador en condiciones óptimas.
“Se evalúan enfermedades que afecten a esos animales o que puedan ser vehiculizadas por ellos y que puedan afectar a alguna especie animal que nosotros controlamos dentro del patrimonio ganadero del país”, precisó.
Luego de esto, hay que asegurarse que estos mamíferos cumplan con ciertos parámetros como vacunación, desparasitación, pruebas diagnósticas, entre otros.
Ese es el proceso en el que está el trámite actualmente, y el protocolo ya se generó al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que es el que avala la exportación.
Adicionalmente, detalló que cualquier persona natural o jurídica puede solicitar que se establezcan requisitos sanitarios para el ingreso de cualquier especie animal, pero que hasta la actualidad no ha habido un interesado en importar hipopótamos, “por eso no se ha realizado este proceso de análisis ni por el Ministerio de Ambiente, ni por Agrocalidad”.
Además de cumplir con lo solicitado por Agrocalidad deben hacerlo igual con lo que establezca en Ministerio de Ambiente. Esta entidad es la que da el permiso de importación de especies exótica o amenazadas.
“Ellos corroboran y verifican el tema de biodiversidad y que no se conviertan en especies invasoras, en pocas palabras, ellos verifican el asunto medioambiental y Agrocalidad, el de sanidad en los animales”, reiteró.