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Jazmín Zurita: La negrita que le pone sabor a TikTok

Tiene más de un millón de seguidores en esa red social. Graba recetas de cocina en su casa construida con caña, lo que le abrió las puertas de marcas

negrita
Por sus hijos trabajó como doméstica y lavandera. Actualmente cambió el dolor por la feclicidad.Cortesía

J azmín Zurita tuvo una infancia difícil. A los 5 años fue apartada de su hogar por el color de su piel.

Su madre la dejó en casa de sus abuelos paternos, porque a su padrastro no le gustaba que fuera “negra”. Fruto de un afroecuatoriano oriundo del Valle del Chota con una guayaquileña, paradójicamente es su raza y su habilidad en la cocina lo que le han dado fama en TikTok, donde la conocen como ‘La negrita del sabor’, seudónimo que se lo dio un seguidor de Honduras.

En esa red social que su hijo mayor abrió hace año y medio tiene más de un millón cien mil seguidores, tanto a nivel local como internacional.

@jazminzurita07

Tallarin de Pollo PART2 y Final🫶🏽

♬ sonido original - La Negrita del Sabor

¿Cómo lo hizo? Todo se dio como un juego. Joao, de 23 años, empezó a crear videos que subía a TikTok. Luego le siguió su hermano Érick, de 21, el bailarín de la familia. Jazmín siempre les recalcaba que estaban perdiendo el tiempo. Sin embargo, los chicos nunca dejaron de grabar, pese a los dos o tres likes que recibían de sus escasos seguidores.

“Les decía que por gusto, pero siempre Joao ha sido perseverante, hasta que un día dijo que me iba a grabar cocinando y le dije que estaba loco. Cociné y a la gente le encantó”, relata la mujer, quien hasta ahora se sorprende de la acogida que tuvo. Curiosamente lo que les atrajo del video a los internautas fue su casa de caña, lo limpia y organizada que estaba. Una vivienda donde no hay lujos, pero tienen lo necesario para ser felices.

Con esa grabación que tuvo cientos de miles de reproducciones y vistas se le abrieron muchas puertas de trabajo. Las marcas la contratan para que promueva sus productos en todo el país. Siempre le piden que no cambie nada, que filme el contenido desde su sencillo hogar con el ambiente rústico de las cañas, aunque ha logrado arreglar las habitaciones y el piso.

“No tengo pretendientes, pero con un caldo de bolas y una porción de arroz ese hombre se enamora”.

Les gusta la naturalidad con la que Jazmín cocina y se dirige a sus seguidores, porque es la imagen del ama de casa, que se viste cómoda y sencilla para atender su hogar y cocinar con amor para alimentar a sus hijos, a los que considera su motor.

Ellos están pendientes de su mamá. De hecho, Joao es su mánager, el encargado de hablar con las empresas y de coordinar su agenda, pero es Jazmín quien suele tener la última palabra. El joven tiene como meta estudiar Marketing o actuación.

Los platos que mejor le salen son la guatita, el caldo de bolas y el seco de gallina, pero los que más disfrutan sus seguidores son los que llevan mariscos. “Hay personas que me escriben para decirme que saben cocinar por mí. Trato de hacerlo lo más fácil, darle a las amas de casa algo económico, que se animen y que no pierdan ese amor por la cocina, que es un arte”, dice.

Del dolor a la alegría

En época de pandemia, Jazmín alquilaba una casa en el suburbio de Guayaquil de la que fue echada junto a sus hijos por no tener cómo pagar el arriendo. Días antes la habían despedido de su trabajo de 8 años, “no tenía cómo pagar la luz, peor para comer un arroz con huevo”, relata.

Tras ese golpe vino otro peor. El hombre que la ayudó a criar a Joao y a Érick fallecía de cáncer en el estómago durante la cuarentena. Desolada y sin saber qué rumbo tomar viajó a Portoviejo, donde estaba el terreno que el padre de sus hijos le dejó antes de partir para Estados Unidos. En 15 días, el abuelo de los chicos levantó la casita de caña para que pudieran vivir.

En Manabí reinició su vida. El cambio alivió en algo su dolor. El ritmo de vida era menos convulsionado que en Guayaquil. Se dedicó a los quehaceres domésticos y a cocinar. De hecho, se considera una cocinera que aprendió por necesidad.

Esa habilidad la sacó de sus abuelos, quienes en la década del 80 abrieron un local de venta de encebollados llamado Barcelona, en el sector de la PPG, negocio en el que ella ayudaba siendo una niña. Considera que fueron muy inteligentes al aprovechar cada centavo ganado. Compraron casas en esta ciudad y en Esmeraldas, además de bóvedas.

“Aprendí a cocinar encebollado. Mi abuela era una cocinera excelente. Me decía que aprendiera, que hasta para eso uno se gana la plata, pero la experiencia me la dieron los trabajos como ayudante y jefa de cocina que tuve en restaurantes y las señoras en las casas donde trabajé como doméstica que me cogían a cargo. Todo ese aprendizaje me valió bastante”, recuerda Jazmín, quien por sacar adelante a sus retoños también lavó ropa ajena, trabajó en camaroneras y en atuneras.

“No tenía cómo pagar la luz, peor para comer un arroz con huevo”.

Sabe que la fama es efímera y que lo único que queda es la humildad y el cariño de la gente.

Negocio propio

Tanto el trabajo de Jazmín como de sus hijos está en las redes sociales, donde obtienen ganancias por sus videos y cantidad de seguidores, lo que les ha permitido progresar e incluso pensar en un negocio propio inclinado a la gastronomía. Pero debido a la situación que vive el país, el emprendimiento quedó en stand-by y seguirá en las redes hasta que sea el momento indicado.

JULISSA JIMENEZ

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Más de ella

-Guayaquileña, de 42 años, quedó huérfana de padre cuando tenía 5 años. Dice haberse  quedado sola.

-Tiene una nieta llamada Chloé.

- Por el Día de las Madres va a preparar una seco de gallina criolla.

-Quien la impulsó fue Mauricio Herrera, cuando la invitó a su casa e hizo un video.

-Su verdadero nombre es María Eugenia, por la exesposa de León Febres-Cordero.