Siete casos sospechosos sobre esta droga han sido identificados en jóvenes, y los efectos visibles en las calles encienden las alarmas. Aunque las autoridades han minimizado el problema en años anteriores, médicos y ciudadanos advierten que la amenaza es real y creciente.

(Lea también esta nota: La Asamblea le cierra las puertas a Aquiles Álvarez: no comparecerá ante el pleno)

Una amenaza que cada vez es más visible 

El fentanilo, un opioide sintético extremadamente potente, comienza a preocupar seriamente en Guayaquil. Es conocido como la ‘droga zombie’ por los efectos físicos y mentales que causa en quienes la consumen y las imágenes de sus consumidores, principalmente en Estados Unidos, se han difundido ampliamente en medios de comunicación y redes sociales desde hace algunos años.

En efecto, esta sustancia ha sido protagonista de una devastadora crisis en ese país y hoy parece encontrar terreno fértil en Ecuador, una de las naciones que más sustancias sicotrópicas consume.

Aunque en años anteriores su presencia fue minimizada por las autoridades, recientes casos clínicos, testimonios de profesionales en salud y reportes ciudadanos revelan que el peligro ya está entre nosotros. 

El alcalde Aquiles Álvarez confirmó el pasado 30 de julio que existen siete casos sospechosos de consumo de fentanilo en jóvenes de entre 17 y 19 años, todos con historial previo de uso de heroína callejera.

¿Qué es el fentanilo y por qué nos debe preocupar?

Según el psicólogo clínico Roberto Mendoza, el fentanilo fue creado con fines médicos, especialmente para tratar dolores severos en pacientes con cáncer o sometidos a cirugías mayores. 

En ese entorno, su uso es controlado, oero fuera de él, se convierte en una droga potencialmente mortal: es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. 

Para ponerlo el perspectiva, una dosis mínima de esta droga, del tamaño de un grano de sal, puede provocar la muerte por sobredosis.

De Los Ángeles a Guayaquil

Estados Unidos ha sido el epicentro de una crisis sanitaria impulsada por esta sustancia, siendo Los Ángeles una de las ciudades más afectadas. Las imágenes de personas colapsadas en la vía pública, o caminando encorvadas y desorientadas, se han vuelto comunes. Ahora, Guayaquil enfrenta un escenario similar.

En los barrios del sur y norte de la ciudad, ciudadanos reportan haber visto a personas comportándose de forma errática, “como zombis”, según describen. “Si no actuamos, terminaremos como Estados Unidos”, advirtió el alcalde Álvarez.

Advertencia presente desde el 2019

Aunque ya en 2019 la Dirección Nacional de Investigación de Antidrogas tenía al fentanilo en el radar, el Ministerio de Salud Pública aseguraba entonces que no había evidencia sólida de su uso recreativo en Ecuador. 

Sin embargo, especialistas como la psiquiatra Julieta Sagñay afirman haber identificado síntomas claros de consumo de fentanilo en varios pacientes.

“Rigidez muscular localizada, confusión extrema, postura encorvada... aunque no lo sepamos, ya lo están consumiendo”, alertó Sagñay.

Una droga muy nociva 

Uno de los aspectos más preocupantes del fentanilo es que muchas veces se mezcla con otras drogas sin que el consumidor lo sepa. 

Puede combinarse con marihuana, cocaína, LSD o la misma heroína. Esta práctica lo hace aún más letal y extiende su alcance a todos los estratos sociales, desde personas en situación de calle hasta jóvenes de clase media y alta.

¿Las medidas municipales son suficientes?

En respuesta, el Municipio de Guayaquil ha comenzado a reforzar su sistema de atención en salud mental y rehabilitación. Entre las acciones tomadas destacan:

• Más de 8.000 atenciones terapéuticas en el CETAD para mujeres en Bastión Popular, entre enero y mayo de 2025.
• Apertura de un nuevo CETAD para hombres en el Hospital Bicentenario (prevista para octubre).
• Incremento del personal médico y presupuestos en hospitales municipales, con más de 1.000 atenciones diarias gratuitas.

Los ciudadanos se encuentran preocupados 

Pese a las acciones emprendidas, los ciudadanos sienten que la respuesta del Estado sigue siendo tibia. Gonzalo Carpio, del sector sur, resume el sentir de muchos: “Las drogas están creciendo y cada vez son más jóvenes los que las usan. Necesitamos ayuda, pero de verdad”.

Karina Toledo, residente de Los Vergeles, exige una postura firme del Gobierno Central: “El Ministerio de Salud Pública ha dejado este tema como una problemática secundaria. No más. Que el presidente Noboa actúe ya”.

Pero... ¿qué sigue?

La aparición del fentanilo en Guayaquil no es una suposición. Con síntomas visibles en las calles y casos clínicos sospechosos, la ciudad enfrenta una amenaza real y urgente. 

De no actuar con contundencia, Ecuador podría replicar el oscuro panorama que hoy sufre Estados Unidos.

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