Una joven denunció haber sido víctima de un intento de agresión sexual cerca de la Ruta Viva, en el oriente de Quito. El hecho ocurrió cerca de las 05:30 del jueves 1 de mayo del 2025, cuando la mujer esperaba un bus para dirigirse a su trabajo. Según su relato, el presunto agresor es un vecino del sector, quien la abordó con una aparente conversación casual y luego intentó someterla.

El suceso fue cerca de una licorería, en una parada de buses poco iluminada. La víctima explicó que minutos antes había atendido a un cliente en la tienda de su familia y luego salió hacia la parada, como lo hace de costumbre cada mañana. En el trayecto saludó con varios vecinos que se encontraban reunidos en una esquina bebiendo licor. 

Cómo ocurrió el intento de agresión sexual

Sin embargo, nunca imaginó que uno de ellos, con quien incluso intercambió un saludo cordial, sería quien minutos después intentaría agredirla. “Yo estaba bajo el único poste de luz que funciona, saqué mi celular para ver la hora y él apareció de nuevo. Me pidió la hora, me sujetó de la mano y me dijo: ‘ya sabe veci, a lo que vamos’”, contó la joven, visiblemente afectada. 

En su testimonio menciona que el hombre la jaloneó e intentó obligarla a moverse con él hacia una zona más oscura, a unos matorrales que hay cerca del lugar. La víctima, quien es estudiante de enfermería, reaccionó rápidamente y decidió correr hacia una calle donde divisó la luz de un vehículo que subía desde la calle Rumihuaico.

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Una mujer que conducía ese automóvil, al notar la situación, detuvo el carro y le ofreció ayuda. “Me subí al carro, ella iba con su hija y me dijo que había notado que ese señor tenía mala intención”, narró la joven a la psicóloga forense y agradeció la intervención de esta ciudadana desconocida que le brindó apoyo en ese momento.

Así detuvieron al militar sospechoso

Minutos después, la víctima llamó a su familia para informar lo ocurrido. Junto a su madre y su hermana regresó al lugar en vehículo, y reconoció al presunto agresor sentado en una esquina con otros vecinos. La joven rompió en llanto y uno de sus familiares intentó confrontar al sujeto. La comunidad activó la alarma comunitaria y llamó a la Policía Nacional.

El sospechoso fue aprehendido por los agentes tras la denuncia de la víctima. Durante el procedimiento, algunos familiares del detenido quien, según las indagaciones policiales sería un militar en servicio activo, intentaron justificar su comportamiento alegando que “estaba drogado” y “no sabía lo que hacía”. Sin embargo, la víctima sostiene que el ataque fue intencional y que el agresor actuó de forma consciente.

La solicitud de la víctima

La víctima pidió que su testimonio sirva para visibilizar la violencia que viven muchas mujeres incluso dentro de sus propios barrios. “Era un vecino, alguien con quien uno se saluda, y aun así fue capaz de hacer esto. Hay que hablar, denunciar, que no nos dé miedo”, concluyó.

El caso está ahora en manos de las autoridades, abrieron una investigación previa por el delito de intimidación. La psicóloga que atendió a la víctima sugirió completar el proceso evaluativo para determinar la existencia de daño psicológico en la víctima, con la aplicación de test psicológicos, psicométricos e identificar la condición del daño o afectación emocional.

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