Tres semanas le tomó a Marianita Meneses armar el nacimiento del Niño Jesús y el árbol de Navidad en la sala de su departamento, ubicado en el sector Atahualpa, sur de Quito.

El pesebre medía más de dos metros y hasta tenía un pequeño trencito que rodeaba a la ciudad de Belén en miniatura.

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Sin embargo, un incendio lo consumió todo en menos de cinco minutos.

Eran las 09:30 del 24 de diciembre. Marianita bajó al primero piso para hacer los preparativos de la cena navideña junto a sus hermanos.

De pronto, Carlos percibió un olor a humo y le advirtió a su ñaña, pero ella dijo: “Deben ser los pavos que están horneando en la casa de al lado”. Carlos salió a confirmar y vio que el departamento de Marianita se estaba incendiando.

La señora, de 70 años, subió con una cobija para intentar apagar las llamas, pero estas avanzaron rápidamente, quemando todo a su paso.

Los moradores llamaron al ECU 911 para alertar del hecho mientras ayudaban a salir a los miembros de la familia Meneses y, desde afuera, veían cómo se chamuscaba el apartamento.

Explotaron los vidrios, y el fuego alcanzó al tercer piso.

Sobrecarga de energía

Carlos reclamó que los bomberos se demoraron en llegar a la emergencia. Según él, los operadores del ECU 911 hacían varias preguntas y esos minutos habrían sido imprescindibles para sofocar el fuego.

“Cuando llegaron todo era un infierno”. El Cuerpo de Bomberos llegó con 21 socorristas y dos vehículos contraincendios, quienes controlaron las llamas.

La Unidad de Investigación de Incendios determinó que hubo una sobrecarga en uno de los tomacorrientes en donde estaban conectados los cables de las luces navideñas y esto habría iniciado el incendio.

Sin embargo, Marianita indicó que las conexiones eran seguras. Incluso habría usado reguladores de energía para evitar cualquier percance. “Llevo haciendo 40 años el pesebre de la misma manera y nunca ha pasado algo así”.

Luego de la emergencia, la afectada trató de rescatar algo, y lo único que no se había quemado eran dos sillones. El resto quedó chamuscado.

Carlos dijo que, por suerte, el fuego no se extendió a la cocina porque ahí hay un tanque de gas. “La Nochebuena la pasamos un poco tristes, pero dando gracias a Dios que no hubo víctimas por las llamas”.

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