Exclusivo
Actualidad

Patricia Jara, la 'peregrina' que teje artesanías de exportación en el Malecón 2000
Desde gorros hasta muñecas, la artesana convierte hilos en piezas únicas que encantan a nacionales y extranjeros por su calidad y detalles
Sus manos se mueven con la precisión de un reloj suizo, entrelazando hilos que parecen danzar al ritmo de su talento. Quienes pasan a su lado no pueden evitar detenerse unos segundos, hipnotizados por la delicadeza y el detalle de cada creación de doña Patricia Jara Ruiz, artesana de 65 años cuyo trabajo convierte el simple tejido en arte que se siente vivo.
(Lea también: Canes detectan millonarias cargas de droga en encomiendas de Quito: Así las camuflan)
A la Peregrina, como se hace llamar, su experiencia le permite tejer con exactitud envidiable mientras conversa con los curiosos que se acercan a admirar sus piezas o preguntar por algún diseño.
Cada hilo, cada puntada, refleja no solo su técnica, sino también la pasión y la herencia de generaciones de artesanos que la precedieron.
Patricia relató que vive en Guayaquil desde que era una bebé en brazos, ya que sus padres migraron al Puerto Principal en la década de los sesenta en busca de mejores oportunidades de trabajo.
“Soy artesana al igual que mis ancestros. Nací en Riobamba, la Sultana de los Andes. Mi padre era joyero y mi mamá tejedora. De ella aprendí desde niña. Se dedicaba a tejer la ropa de la familia durante el verano, porque en invierno nos enviaba a la Sierra para que no nos picaran los mosquitos, y yo la ayudaba”, recordó.
Una vida llena de dificultades económicas la llevó a consagrar sus esfuerzos a la crianza de sus cinco hermanos, mientras sus padres se dedicaban a ganar el pan de cada día.
“Soy soltera, nunca me casé. Me dediqué a cuidar a mis hermanos y ahora de mayor aún cuido a mi mamá, que vive conmigo y mi hermana al sur. Ella sufrió un derrame cerebral hace unos años y por eso necesita nuestros cuidados. Mi papá ahora vive lejos”, contó.
El idioma no es una limitación para la Peregrina

Patricia asegura que la buena acogida de sus creaciones se debe a que sus diseños incluyen folclor y detalles étnicos, algo que atrae a los cientos de turistas que visitan a diario el malecón Simón Bolívar, por la calle Junín, donde suele instalarse a fabricar sus textiles.
(También le puede interesar: Mecánicamente: ¿Qué significa ‘bajar el motor’ del carro y cuánto cuesta?)
Para brindar mejor atención a los compradores extranjeros, doña Patricia aprendió lo básico del idioma inglés, para poder explicar y negociar. “Me preguntan: ‘How much?’. Yo les respondo: ‘Two, three dollars’”, explica con un impecable inglés.
Sus artesanías tienen calidad de exportación, por eso muchos visitantes le solicitan creaciones originales para llevar a diferentes partes del mundo. “En este momento estoy terminando un pedido de seis diademas tejidas. El cliente se va a Estados Unidos y las viene a recoger a las ocho de la noche, por eso me estoy apurando”, dice sin siquiera mirar los ganchos para tejer.
Entre las piezas que exhibe en la banca que usa como escaparate hay gorros de lana y algodón, sombreros de paja, llaveros, muñecos, bolsos, flores y otros adornos hechos con materiales naturales y sintéticos.

Óscar Serrano, residente del centro y cliente frecuente, llegó a solicitar algunas prendas para las muñecas de su hija: “Le pedí un abrigo y un gorro para la Barbie. Hace un excelente trabajo”, comentó.
Además de los modelos que exhibe en su improvisado ‘taller’, en su perfil de Instagram (@laperegrinaec), con casi ocho mil seguidores, es posible ver más diseños realizados bajo pedido. Entre los más solicitados están vestidos y accesorios para muñecas.
Patricia cuenta que durante la pandemia llegó hasta Perú y Colombia para promocionar su arte, pero que esos viajes terminaron y ahora trabaja de lunes a lunes en el mismo lugar, desde la tarde hasta las 20:00, junto a su hermana, quien la asiste en los detalles de los tejidos.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!