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El lugar se convirtió en un escenario de paz y alegría.Néstor Mendoza / Extra

Posorja pinta murales de paz y cuenta su historia

El lugar se convirtió en un escenario de paz y alegría.

Las calles Nery Chalen y Juan Colan han sido el escenario de dos hechos que marcaron la vida en Posorja. El primero sucedió el 16 de octubre pasado, cuando en un violento acto dos hombres y una mujer fueron linchados por la turba que los acusaba del secuestro de dos niños que después la policía desmintió.

El segundo se dio el 27 de noviembre en esas mismas calles. El lugar se convirtió en un escenario de paz y alegría, aunque con menos gente que la primera vez. Los gritos desaforados de aquella fatídica tarde de octubre, fueron remplazados por cantos de paz, aplausos y risas en el programa cultural organizado por el Comité de Derechos Humanos, el GAD parroquial, el Ministerio del Interior, la Casa de la Cultura y la Defensoría del Pueblo.

La Policía Nacional presentó un programa de teatro con títeres, perros amaestrados y otras distracciones que llevaron alegría a los presentes.

Todo tenía una finalidad: decir que Posorja es un pueblo de paz y solidario, que ahí han pasado más cosas buenas que malas. “En todas las ciudades del mundo hay violencia y no por eso las satanizan, por qué habría de hacerlo con Posorja”, se preguntó Jorge Banchon presidente del GAD parroquial.

Como telón de los actos realizados estaba pintado un mural de 10 metros de largo contiguo al UPC de la policía. Allí el Caricaturista y diseñador Francisco Paco Pincay, en 6 horas plasmó una paloma con sus alas abiertas desde donde se desprendían otras multicolores, junto a esta representación había decenas de manos plasmadas con pintura.

“Son lo que construyen las manos cuando están unidas en paz, trabajo, progreso, manos juntas de varias generaciones (...) no se puede decir que una población es peligrosa porque se dio un hecho de violencia (...) no puede ser satanizada por un error”, recalcó el artista.

En el mural también hubo espacio para contar su historia. Una mujer perdida entre las olas del mar parecía contar su origen. Dice la leyenda que una vez llegó una balsa a la costa con una niña blanca envuelta en trapos. Los habitantes la encontraron y por su blancura le pusieron Posorja que significa espuma de mar.

La niña Posorja predijo la llegada de los españoles diciendo que llegarían unos hombres de cuerpos brillantes, con serpientes de fuegos en sus manos, montados en unos monstruos y bestias de cuatro patas. Cuando los españoles arrasaron con la población, la niña no supo contener el dolor, se lanzó al mar y se fundió con él convirtiéndose en espuma. Es una leyenda que le da la identidad a Posorja de la cual sus habitantes se sienten orgullosos. Así quieren demostrar que están unidos para mantener la imagen de un pueblo trabajador, progresista y hospitalario.