La base militar de Tiwintza, en la Amazonía ecuatoriana, se convirtió en el máximo símbolo de la gesta del Cenepa al ser defendida por más de 100 soldados ecuatorianos.

En el noroccidente de Quito existe un barrio con el mismo nombre. Y en este caso, los habitantes y la Policía se convirtieron en un ejército que se defiende de la delincuencia.

(Lea también: Policía desarticula banda que robaba en casas de Tumbaco )

Desde hace algunos meses, los moradores han sido víctimas de motorizados que los acechan para robarles lo poco que tienen, según Luz María Tipantaxi.

La mujer, de 66 años, contó que la semana pasada tuvo que gritarle a dos tipos en moto que le acorralaron a una joven con intenciones de quitarle sus pertenencias.

Tipantaxi añadió que las calles sin asfaltar y la falta de iluminación en algunas zonas son condiciones propicias para que los ‘motorratas’ hagan de las suyas. Por eso, entre los vecinos han llegado a un acuerdo de no salir antes de las 06:00 o después de las 19:00, para no ser víctimas de los choros.

“Los patrulleros no pueden entrar a estas zonas porque hay muchos huecos y con las lluvias el terreno se pone más difícil para circular”, explica.

Ante esto, el subteniente Julio César Barragán señaló que ha desplegado al Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) para que den lucha a los delincuentes.

En lo que va del mes han recuperado seis motos y dos vehículos con los que presuntamente se cometían delitos. Todavía no han capturado a los delincuentes quienes, al parecer, saben cuándo realizan una ronda los policías y dejan abandonados los vehículos.

Barragán añadió que los antisociales aprovechan la ingenuidad de las personas que viven en estas zonas rurales y les ofrecen motos robadas o que están involucradas en ilícitos.

El oficial es jefe de la zona desde hace pocos meses y reconoce que había sectores en los que no se podía ingresar por lo inseguros que eran; sin embargo, gracias a nuevas estrategias y operativos que implementó han recuperado dichos espacios. “No dejaremos que la delincuencia nos gane”, sentencia.

Así, el pequeño barrio Tiwintza busca defenderse de una guerra sin cuarteles contra la delincuencia.