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Quito: Por evitar robo, a cuidador de carros ladrones le pasaron una moto por encima

Segundo Semanate es un cuidador de carros, quien por poco pierde una pierna por evitar que delincuentes roben accesorios de un vehículo

herido - vigilante - Quito
Aunque no pueda caminar con facilidad, don Segundo disfruta de su trabajo.GUSTAVO GUAMAN

El pie izquierdo todavía le sangra y teme que el fuerte sol o el agua de lluvia que ingresa a la herida pueda causarle una infección.

Pese a esto, Segundo Semanate continúa trabajando como vigilante de autos frente al Hospital del Adulto Mayor, en el norte de Quito. No puede dejar de hacerlo porque es el sustento de su diario vivir.

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Cuidar los carros no es su única misión. A él le gusta ser el buen samaritano de la cuadra. Con su chaleco donado de la Policía está dispuesto a cumplir cualquier favor y a mantener el barrio seguro, aunque casi le cuesta que le amputen una pierna.

La tarde del 13 de mayo, escuchó la sirena de un auto y se percató que un delincuente intentaba robarse la memoria. Segundo lo retuvo y forcejeó con este para que no lo hiciera. De pronto, llegó otro sujeto en una moto y le apuntó con un arma de fuego al vigilante.

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El delincuente que estaba sometido lo empujó y junto al pistolero lo golpearon. Por si fuera poco, antes de irse le atropellaron el pie con el vehículo de dos ruedas y Segundo se desmayó.

El hombre, de 60 años, despertó en el hospital con el pie destrozado. Tenía rotos los huesos de tres dedos y gran parte de la extremidad estaba desollada. Casi le ‘mochan’ el pie por la gravedad de sus heridas.

Un guerrero

Cuando salió del hospital sabía que tenía que volver a trabajar para conseguir dinero y comprar los medicamentos, pagar la rehabilitación y conseguir muletas. Una mujer, quien trabaja en la casa de salud, le ofreció un andador en 80 dólares y él solo tenía 14. Todavía le falta pagarlo.

Segundo afirmó que cualquier persona, en su condición, dejaría de laborar, pero él no puede porque debe mantener a tres de sus seis hijos. Vive con ellos en Cotocollao.

A pesar de que tiene prácticamente inmovilizada su pierna izquierda, el cuidador de carros debe desplazarse por la calle Pedro de Alvarado, que es un poco empinada. Lo hace despacio, pero seguro. Aunque el pie le sangre y le duela.

Recuerda cuando fue joven y pasó por el servicio militar. “Me enseñaron que debo defender la bandera con mi vida”. Y esa convicción la lleva a su trabajo diario.

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La herida en su pierna todavía no termina de cicatrizarse y corre el riesgo de que se infecte.GUSTAVO GUAMAN

Solidario con el barrio

Marcia Tene es la dueña de un local de comida en donde Segundo suele almorzar. La mujer está indignada por lo que le pasó al vigilante. Asegura que él suele hacer el papel que debería hacer la Policía. “El señor evita que se roben los retrovisores de los autos”.

Desde que le atacaron, Marcia suele darle los platos de comida con ‘yapa’, porque “debe estar bien alimentado para que se recupere pronto y siga ayudando en el barrio”.

Miriam Sierra es una comerciante de la zona y añade que don Segundo no solo ayuda en la seguridad. “También colabora a los vecinos a barrer o limpiar las calles”. Pero ahora no lo puede hacer con el mismo ímpetu que lo hacía antes. Su lesión no le permite.

Segundo reúne los centavos que le dan como propina por cuidar los carros o por ayudar a cruzar la calle a los adultos mayores y con eso se mantiene. Afirma que siempre estará dispuesto a ayudar a sus vecinos y a mantener el orden del barrio. “No le temo a nada. Trato de hacer bien las cosas y no dañar a nadie”.

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