Un insólito caso ocurrió en Santo Antonio de Pichincha, localidad del norte de Quito, durante la mañana de este 14 de julio. Un taxista, de 61 años, fingió estar secuestrado, lo que alarmó a su familia.

Todo comenzó cuando un grupo de policías fue alertado de un secuestro, a través del ECU-911. Les pidieron a los gendarmes que fueran hasta la calle Gabriel García Moreno de aquella localidad capitalina.

En el sitio, los uniformados conversaron con la hija del taxista, quien les dijo que a las 09:30 de este lunes recibió una llamada de su padre, quien le aseguraba que había sido raptado. Supuestamente los captores lo matarían si no pagaban por su rescate.

Fue por eso que la hija del sospechoso se contactó con el número de emergencia para denunciar lo sucedido. Para indagar el hecho fueron asignados agentes de la Policía Judicial (PJ), quienes iniciaron una búsqueda minuciosa por San Antonio de Pichincha.

El dinero que pedía el mismo taxista

Los policías recorrieron la mayor parte de la localidad cuando vieron el taxi de la supuesta víctima, a eso del mediodía del 14 de julio. Adentro observaron al chofer, quien se puso nervioso cuando los investigadores hicieron que se detuviera.

Voluntariamente el taxista se identificó ante los agentes y les contó la historia del secuestro. Según él, los captores lo habían liberado 20 minutos antes de que los uniformados lo encontraran. El procesado solamente les mencionó que los ‘criminales’ le habían colocado un cuchillo en el costado del cuello.

Sin embargo, aquellos delincuentes no se le habían robado absolutamente nada: ni el taxi ni el dinero. Eso levantó sospechas en los uniformados, quienes detuvieron al sujeto para llevarlo a Fiscalía.

Lo procesaron por el delito de simulación de secuestro. Pero, el fiscal no lo acusó por falta de pruebas y decidió liberar al taxista, quien había pedido a su hija que depositara 500 dólares para que sus ‘secuestradores’ lo liberaran.

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