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Rincón Legendario Musical Amador: 55 años de bohemia, vinilos y cerveza en Guayaquil
Esta peña del centro-sur guayaquileño tiene más de 2.000 vinilos para satisfacer todos los gustos. Sus paredes tienen fragmentos de historia musical
‘Biela’ bien helada, música popular y un ambiente que transporta al Guayaquil bohemio de los años setenta: esos son los ‘piquetes’ que mantienen la fidelidad de los clientes del Rincón Legendario Musical Amador.
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Fundada en 1970, esta peña, ubicada en las calles Los Ríos y Camilo Destruge, se mantiene vigente luego de 55 años. Y aunque don Amador, su fundador, ya no está presente, su pasión por la música popular, registrada en discos de vinilo, se mantiene viva y continúa a través de Marcos Ochoa, heredero de la tradición y quien fue uno de los primeros saloneros del bar.
Julio Jaramillo, Los Embajadores, Javier Solís, Camilo Sesto, Carlota Jaramillo, Los Panchos, Eddie Santiago o Braulio están entre los artistas más solicitados por los clientes, comenta Ochoa.
“Primero estaba ubicada en la calle Colombia. El dueño original, don Amador Limones, falleció hace cuatro años. Él era aficionado a coleccionar discos de vinilo, todas las semanas iba a las tiendas a adquirir más. Algunos aún tienen marcado el precio. Sesenta y cinco sucres valían en esa época”, detalla.
Luego de la partida de Amador, don Marcos, como le dicen de cariño los clientes frecuentes, tomó las riendas de la peña y sigue perpetuando la esencia de este rincón popular.
La temática y la decoración del sitio no han cambiado mucho desde entonces, aseguran los asiduos clientes, con vitrolas, tocadiscos y una infinidad de portadas de vinilos copando las paredes y cada rincón visible de la peña, que acoge a quienes se consideran ‘bohemios’ y ‘vieja escuela’.
Lugar de encuentro para los amantes

Aníbal Ortega, septuagenario habitante del sur guayaquileño, recuerda esta peña como uno de sus sitios favoritos de la juventud. “Con los compañeros salíamos del trabajar derechito a gastar el jornal donde Amador. Siempre tenía la música más reciente, las mejores canciones y cerveza”, dice con una sonrisa.
Y confiesa que el lugar también era conocido porque ahí se llevaba a las damas cuando uno se quería pegar una ‘canita al aire’, ya que es un lugar reservado, donde “era poco probable que la señora lo venga a buscar a uno. Se iba con la chica, tomabas unas cuantas copas, escuchabas buena música y luego se iba a continuar el asunto en los hospedajes de los alrededores”, relata.
Inseguridad lo perjudica al negocio
Don Marcos asegura que aunque en el bar tiene unos 2.000 discos de vinilo para complacer a los clientes, la colección completa que heredó de don Amador supera los 5.000 ejemplares.
También indica que antes el bar abría hasta la madrugada, pero ahora solo lo hace de 12:00 a 22:00 (de lunes a sábado), para evitar los robos y también porque “ahora la gente se guarda temprano, a las diez de la noche ya está todo desolado y no resulta quedarse abierto, es ponerse en riesgo por gusto”.
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