Aunque Roger Waters salió directo del estadio olímpico Atahualpa al aeropuerto, en su camerino se dispuso que haya varios platos ecuatorianos, pero sobre todo chocolate. "No pidió nada extravagante o lujoso", aseguró Juan Carlos Castillo, uno de los organizadores.

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Además, el ex Pink Floyd solicitó que no haya platos o cosas desechables por su postura de cuidado al medioambiente. Todas las botellas de agua fueron de vidrio. "Cómo sabía que Ecuador es un país volcánico, entre las cosas que pidió fue agua mineral", agregó Castillo.

Aunque tenía previstas algunas reuniones, el músico no salió del estadio desde las 14:00 del sábado hasta luego de terminar el concierto. Los encuentros fueron en su camerino con Leonidas Iza, líder indígena y con el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, con quién intercambió impresiones sobre la situación de Latinoamérica y algunas posturas en común.

Los pedidos específicos también se enmarcaron en un menú vegano y la prohibición de que nueces y frutos secos puesto que su cantante principal es alérgica y no querían correr ni el mínimo riesgo.

En general, Castillo calificó al británico como una "persona muy austera" cuyas especificaciones se debieron a las limitaciones alimentarias por su edad: 80 años. Por lo que la comida principal se manejó de manera privada.

No se especificó cuánto se recaudó por la venta de entradas, lo que sí dijo Castillo es que se hizo "un fuerte pago al Servicio de Rentas Internas (SRI) por impuestos.

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