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Rosita: “Dijeron que era la elegida y conocían mi vida”
El testimonio de machaleña que asegura haber sido abducida por aliens, en quito. Se comunicaron con ella telepáticamente.
Rosita no podía moverse de la cama, tampoco hablar. Intentaba gritar, pero nada. Estaba paralizada. Solo desplazaba sus ojos hacia los costados para ver a siete seres que la rodeaban. Eran alienígenas del planeta Chiotoxitón, recuerda.
El 14 de diciembre de 2014 cambió la vida de esta machaleña que reside en Quito. Fue abducida por extraterrestres.
Ese día, asegura, se despejaron las dudas que rondaban en su mente sobre los avistamientos de platillos voladores. Diez minutos antes de que los supuestos seres aparecieran, a las 05:50, Rosita (actualmente de 37 años) dejaba a su hija embarcada en el expreso escolar. Regresó a su cama para descansar “unos minutos más”, ya que a las 06:10 su esposo llegaba del trabajo y debía prepararle el desayuno.
“Me acuerdo bien de todo. Cerré los ojos por un momento y cuando los abro veo a estos seres que estaban rodeando mi cama. Traté de moverme y hablar, pero no pude. Incluso llegué a pensar que estaba muerta por la apariencia y ropa”. Los seres -según la descripción de la orense-, vestían túnicas blancas, sandalias cafés y tenían barbas largas.
La única mujer del grupo, una especie de líder, le habló, pero de forma telepática, a través de la mente. Ella se diferenciaba del resto, porque lucía un vestido gris ajustado. Sobre su cabeza resaltaba una aureola y sus ojos eran color miel.
“Me llamaron por un nombre diferente al mío. Me dijeron que era la elegida y que tenía una luz diferente a las demás personas”, rememora.
Fue una comunicación breve en la que también le indicaron que provenían de Chiotoxitón.
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“Solo podía mover los ojos. Quería comunicarme con ellos, pero no podía hablar. En un momento la líder me miró y me dijo telepáticamente que me quedara tranquila, que no me iba a pasar nada. Empecé a pensar en mi hija y me dijo que ella había llegado bien a la escuela como si me hubiera estado viendo desde antes”.
Según la descripción de Rosita, estos seres están calificados en la ufología como extraterrestres nórdicos, por su semejanza con los habitantes del norte de Europa (escandinavos-nórdicos), además son prácticamente humanos, salvo algunas diferencias anatómicas. También se caracterizan por su nivel evolutivo de conciencia basado en el amor y compasión.
Por eso cuando Rosita los observó pensó “que estaba en el cielo”. Durante la abducción, que duró aproximadamente cinco minutos, la líder le dijo que no era nada de eso, “que estaban allí porque era la elegida, que tenía una luz diferente a los demás, que pensaba diferente y que conocían todo sobre mí, desde que nací. Les dije que estaban equivocados, que no soy la persona que buscaban y me sonrieron”, explicó.
No revela el nombre con el que la identificaron los alienígenas porque dice que es por protección. “Tal vez tuve una vida pasada y ellos eran mis ancestros que evolucionaron. Por eso me recomendaron no decirlo. Es un nombre normal, es uno de los que está en la Biblia, por eso pensé que era una proyección religiosa”.
Finalmente los de seres de Chiotoxitón se desvanecieron como si fueran un holograma.
“Se fueron haciéndose invisibles, como cuando antes se apagaban los televisores y las imágenes desaparecían. Luego dejaron un aroma intenso a flores”. El esposo de Rosita llegó a los minutos que desaparecieron los nórdicos y también percibió el aroma. Tras la experiencia se dio cuenta que tenía unos orificios perfectamente realizados en brazos y en la pierna izquierda, “son las marcas de los abducidos”, dijo.
Experimentar este tipo de cosas no ha sido fácil para Rosita. Su familia y amigos la han considerado ‘loca’ o endemoniada. Incluso una vez sus familiares, quienes profesan la religión católica, la llevaron a tratamientos psicológicos, en donde determinaron que “estaba coherente”.
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Luego de ser abducida por los del planeta de Chiotoxitón, Rosita recordó que durante el día pensó en ir a los medios de comunicación para contar la experiencia que le había sucedido, pero cuando estaba a punto de cambiarse de ropa para salir se olvidó hasta de su nombre.
“Fui a la cama, me recosté por un momento y cuando me levanto no sabía quién era. No sabía que era una ventana, dónde estaba, era como que si todo se me había olvidado, como que si me apagaron la mente. Como que quisieron que no haga eso”, manifestó.
Luego de unos tres minutos fue recordando de a poco hasta que pudo hablar y caminar. “Con todo lo que me ha pasado en mi vida siempre ando viendo un reloj y noto que no pasó mucho tiempo. Ellos quisieron protegerme, querían hacerme entrar en razón, porque lo más seguro es que no me iban a creer lo que quería contar”.
Soñó con el Valle de los Chillos en llamas
Rosita cree que los contactos con los aliens es algo que siempre ha pasado en su familia y que sucederá con las futuras generaciones.
Su hija, de 15 años, también fue abducida cuando tenía 12. “La veía inquieta, como que me quería contar algo. Hasta que se me acercó y contó que en la noche anterior un ser de casi dos metros de estatura estaba escondido detrás de la cortina de su ventana. Me sorprendió tanto porque me lo dijo con tranquilidad. Me indicó que ellos eran buenos y solo vienen a ayudarnos”.
Rosita explicó que los supuestos seres se comunicaron con su hija telepáticamente y que también amaneció con las mismas marcas de abducción que ella tuvo.
A partir de dicha experiencia, la menor de edad ha tenido sueños apocalípticos con el mismo ser. “Mi hija me cuenta que en sus sueños el mismo ser viene a salvarla cuando el Valle de los Chillos (Quito) está en llamas y que solo se la llevan a ella”.
Te siguen desde que naces
Tras analizar el caso de Rosita, constató que tiene las características exactas de una abducción extraterrestre.
“Los abducidos generalmente caen en un trauma y estrés emocional, al punto que se esconden porque son experiencias muy fuertes. Cuando han tenido un contacto positivo les genera curiosidad en la persona y alienta a cambios a la persona, como pasó con la señora”, explicó el experto en lo paranormal.
Chávez señaló que las personas abducidas suelen ser monitoreadas por los alienígenas desde que nacen, ya que tienen que cumplir misiones de vida.
“Luego de las abducciones las personas tienen marcas producidas por elementos tecnológicos que los alienígenas tienen. A veces dejan un tipo de chip dentro del cuerpo para tratar de ubicarlos rápidamente, por eso que la señora es visitada constantemente”, finalizó el ufólogo.