El último recuerdo que Juana de la Rosa conserva de Kataleya, la menor de sus nietas, es la sonrisa que la pequeñita de 10 meses le ‘regaló’ antes de que su madre la colocara en el coche para niños, en el que todas las tardes la sacaban a pasear.

Diez minutos después de este gesto de amor, la infante estaba bañada en sangre y en brazos de su padre, quien corría desesperado en busca de ayuda para tratar de salvarle la vida. De regreso a casa, la niña y su mamá, Verónica Camino, habían sido embestidas por un carro Kia Picanto color negro, conducido por William Méndez.

Producto del impacto, ocurrido a las 16:50 del miércoles en las calles 24 y Q, en el suburbio de Guayaquil, la menor de edad salió disparada del coche y su madre fue arrastrada varios metros. Kataleya falleció y su madre aún está hospitalizada y en estado crítico.

“Regresábamos a casa. Vendemos salchipapas afuera de un colegio. Mi hijo empujaba la carreta en donde preparamos los alimentos; y mi otra hija, el coche de su bebita. Entonces ese carro se nos fue encima. Casi nos mata a todos”, contó llorando doña Juana, destrozada por la tragedia que le arrebató a su nietecita.

Agregó que se detuvieron porque su yerno caminó hasta la farmacia para comprar los pañales de la niña.

Martha Caiza, abuela paterna de la fallecida, recordó que aquel día la criatura cumplía 10 meses de nacida y que, como todos los meses, sus padres le iban a comprar una torta para celebrar.

“Habíamos quedado en reunirnos en mi casa para celebrar su ‘cumplemés’, pero ahora nos reunimos para velarla”, expresó Marta, mientras sus ojos se clavaban en el coche que aún conserva las manchas de sangre de la nena.

Luis Lalama, director de Control de Tránsito de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), informó que el conductor del auto alegó que se quedó dormido porque presenta un problema de salud. “Dijo que sufría del azúcar (diabético) y que se durmió en el momento del accidente. Las investigaciones determinarán si es verdad”, afirmó.