En el portal de una casa, ubicada en la avenida Manuel Córdova Galarza, en Pomasqui, norte de Quito, colocaron un crespón negro. Horas antes, allí encontraron muerta a Rosario Vásquez, de 45 años.

El teniente coronel Jimmy Viteri, subcomandante del Distrito La Delicia, indicó que el esposo de la víctima contó que dos sujetos entraron la mañana del martes 6 de abril a su negocio, situado en la misma vivienda, y con engaños les habrían suministrado una “sustancia extraña” a su cónyuge.

“Es la versión del ciudadano. Pero es poco creíble”, asintió el oficial.

El hombre fue trasladado al centro de salud de San Antonio de Pichincha, cerca del barrio, con signos de envenenamiento. Se encuentra estable y con custodia policial, pues sería “el único testigo” de lo sucedido dentro de su local de arreglo de computadoras.

No hay robo

Algunos moradores de Pomasqui afirmaban el martes 6 de abril que se trató de un acto delincuencial, en el que ambos esposos habrían sido escopolaminados. Pedían más seguridad para la parroquia mientras esperaban por el levantamiento del cadáver de su vecina.

Sin embargo, Viteri confirmó que en las primeras indagaciones no hallaron muestras de violencia en el cuerpo de Rosario.

Agentes de la Unidad de Criminalística llegaron al lugar para tomar las huellas de ventanas y vitrinas del negocio de los esposos. Tampoco hubo indicios de puertas o chapas forzadas. Según Viteri, no se llevaron nada del lugar.

Una de las arrendatarias de Rosario dijo que la pareja no tenía problemas.

La víctima dejó dos hijos en la orfandad, uno de ellos aún menor de edad. Además del local de computadoras atendía una ferretería.

El cuerpo fue llevado a la morgue de la Policía Nacional para realizarle la autopsia correspondiente. “Esperaremos esos resultados para continuar con las investigaciones y determinar el móvil del crimen”, concluyó Viteri.