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Buena Vida

¡Hombres, piezas clave para el ballet clásico!
Actualmente la figura masculina le da al ballet fuerza, poder y belleza a una obra teatral.
Te has preguntado, ¿por qué hay pocos hombres que practican ballet? Pues es una interrogante muy clásica y con una repuesta que genera varios estereotipos de género cuando se considera que los caballeros no pueden ejecutar ciertos tipos de bailes.
Tal es el caso que en Estados Unidos se pensaba que esta clase de danza solo estaba destinada a las mujeres tanto en rendimiento como en entrenamiento. Actualmente los directores teatrales y coordinadores de musicales han enfatizado la importancia del bailarín en roles estelares ortorgándole protagonismo en la puesta en escena de espectáculos dramáticos.
EXTRA consultó a Fausto Arroyo, profesor y rector del Colegio Particular Arte Ballet Independiente, quien sostiene que existe un gran crecimiento de este tipo de baile en Latinoamérica, especialmente en Ecuador. Además, afirma que pese a los comentarios homofóbicos en la región, la danza ha podido acoger a cientos de varones que tienen la confianza en practicarlo. “En la actualidad el hombre es una pieza clave para montar una obra teatral, recital o musical porque da paso a que la mujer pueda realizar giros y saltos; y brinda un ambiente de confianza y serenidad a la hora de presentar un show”, menciona.
La figura masculina en el ballet ha sido muy predominante en esta época porque surge como una forma de protección a la mujer y es el encargado de darle fuerza, poder y belleza a un acto teatral.
Arroyo comenta que la edad universal para que un hombre o una mujer practique danza clásica es de 9 años. A su vez sostiene que a nivel local esos casos no se dan. “Especialmente los chicos llegan a practicar ballet siendo mayores de edad porque poseen independencia en elegir qué quieren hacer”, acierta.
El profesor Arroyo, con 30 años de experiencia en la cátedra de ballet clásico, afirma que los caballeros son influenciados por sus padres para que no sigan esta disciplina. “Siempre se ha dicho que el ballet es para las niñas y el fútbol para los niños. Pero ahora esa hipótesis no es comprobable, ya que tenemos mujeres jugando fútbol y hombres haciendo pole dance. Varios chicos son influenciados por sus progenitores pero esto no les impide buscar sus sueños”, explica.
Los chicos deben luchar contra sus propios cuerpos por mantenerse en forma y llegar a convertirse en atletas mediante varios entrenamientos. Además de pasar por varios prejuicios machistas, los bailarines deben enfrentarse a los comentarios de sus propias familias.
René Garcés, director de la Academia de Danza Karinska, declara que al principio de su carrera tuvo muchos inconvenientes para poder expresar su arte. “Cuando empecé a bailar ballet tuve muchos comentarios negativos de parte de mis amigos, incluso de mi propia familia. Antes la discriminación era tan fuerte que uno tenía que bailar en secreto”, dice.
El joven, quien lleva 15 años en este negocio, menciona que la inclusión de hombres a la danza favorece al crecimiento artístico del ballet local y ayuda a quebrantar los estereotipos marcados por una población machista.
Garcés afirma que los hombres llegan a desarrollarse como balletistas profesionales por vocación propia ya que el hombre es inherente a la bailarina por la técnica que implica el partnear. Gárces corrobora que sin la puesta en escena del hombre no se hubiera podido realizar grandes obras mundiales como El Lago de los Cisnes, Don Quijote y El Cascanueces. “La inclusión del hombre es tan importante que sin el no se puede realizar ciertas obras. La bailarina necesita de un hombre para efectuar ciertos movimientos”, expone.
Tanto Arroyo como Garcés mencionan que el hecho de ser balletista no implica tener tendencias homosexuales. Ambos son claros en decir que los hombres llegan a sus academias por devoción y gusto por el arte escénico.
Ellos se refieren a que las ideas retrógradas sobre la orientación sexual en el ballet se han generado por los movimientos suaves y delicados que realiza el bailarín. “Esta sociedad piensa que porque un hombre usa mallas y zapatillas de ballet debe ser homosexual. Este arte nada tiene que ver con la identidad de género”, sentencia Garcés al recalcar que solo las personas que saben de ballet clásico pueden dar una crítica sobre este.
Allison Boutín, bailarina profesional de ballet clásico, está de acuerdo con la inclusión masculina a este arte. “Nuestra sociedad ha cambiado mucho. Vemos a hombres musculosos practicando ballet y eso me encanta porque se necesita de chicos para poder transmitir la idea principal del coreógrafo al público.” manifiesta.
Según Boutín, es allí donde se trabaja con los hombres que incursionan el arte clásico de la danza. “Para una mujer, ver a un chico atlético que practique ballet y que transmita esa esencia de la historia es hermoso; porque a la final la mayoría de las mujeres queremos un hombre fuerte —y a la vez delicado— que nos de seguridad”, describe.
“Nosotros los bailarines no debemos tener miedo al qué dirán, solo tenemos que hacer bien nuestro trabajo y dedicarnos a crecer profesionalmente en el mágico mundo de la danza clásica, que sin duda muchos hombres han de admirar cuando acompañan a sus hijas al teatro”, finaliza Garcés.