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Buena Vida

Hombre con cáncer terminal envenenó a sus trece perros y luego se suicidó

Lo hizo porque no quería dejar a sus mascotas en el desamparo. Su última voluntad fue que enterraran a los canes en el patio de su casa

perro
Los perros envenenados fueron hallados junto al cadáver de su amo.Foto Referencial / Pixabay

Preocupado y apenado por no saber cuál sería el destino que tendrían sus trece perros, un hombre que fue diagnosticado con cáncer terminal decidió terminar con su vida y la de todos sus canes.

Mauricio Escobedo Burgos, de 76 años, se suicidó el último lunes en el municipio de Oxkutzcaby, en el estado de Yucatán (México) y envenenó a sus 13 perros, a los que no quería dejar desamparados.

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La ambulancia forense se llevó el cuerpo del fallecido.Facebook Notixek

El adulto mayor era soltero y vivía con su hermano menor. Sus amigos que lo visitaban y apoyaban cada cierto tiempo, lo recuerdan por su costumbre de ir a jugar cubilete (juego de dados).

Según recogió el Diario de Yucatán, Escobedo solía hablar del amor que sentía por sus canes. “Vivo por ellos”, les decía a todos, en especial a su hermano menor, quien seguía de cerca esos días tristes en el que el final se hacía cada vez más presente. En alguna oportunidad llegó a comentar que “se los llevaría con él”, pero nadie creyó que eso pudiera pasar realmente, en especial viniendo de un hombre tan amoroso con sus mascotas.

Horas antes de consumar el suicidio, allegados lo vieron en el mercado con una funda de compras que al parecer, contenía la última comida que tendría con sus 'fieles amigos', detalló el medio local.

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El anciano, quien trabajó como agente del Ministerio Público en los noventas, llegó a su vivienda, donde envenenó a todos sus canes, para finalmente ingerir la última porción del fatal brebaje.

Murió acostado en su hamaca, con sus 13 perros alrededor. Cuando la Policía Municipal llegó al hogar halló ocho animales muertos, los demás estaban agonizando.

En una carta póstuma, Mauricio le ruega perdón a su hermano por su decisión y pidió que no se culpara a nadie de su muerte. Su última voluntad fue que su amigo albañil, Luis Paredes, sepultara a sus perros en el patio de la casa donde residía con ellos.