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Kevin Alcívar: “Es duro que te digan come gratis”

El comunicador detalla lo que hay detrás de un creador de contenido, un trabajo que es como cualquier otro y que no todo viene fácil

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Kevin Alcívar dejó la radio para emprender en otros medios, pero las marcas lo convirtieron en creador de contenido.Cortesía

L a comunicación le fluye naturalmente. Kevin Alcívar es imparable, no solo frente a los micrófonos, sino a todo aquello que le sirva para llegar con su mensaje a sus seguidores.

En alguna ocasión, durante una entrevista al DJ español Juan Magán, este le dijo que era un ‘huracán de energía y talento’ y no se equivocó. La vida de este creador de contenido, de 27 años, ha girado desde siempre alrededor de los medios de comunicación.

A los 14 años se inició en una radio, con un programa dedicado a los hijos de los migrantes, luego este quevedeño, que radicó desde niño en Quito y que actualmente vive en Guayaquil, estuvo durante cuatro años en Punto Rojo, una radio de alcance nacional, donde logro entrevistar a artistas nacionales e internacionales.

Considera que su paso por ese medio radial fue una plataforma brutal que lo ayudó a mostrar su capacidad que luego lo llevaría a que varias marcas se fijaran en él, siendo el inicio dentro del mundo de las redes sociales.

Aunque sus cuentas de Instagram y TikTok son bastante movidas, evita que lo llamen influencer, prefiere quedarse como un creador de contenido al que le apasiona mucho el trabajo de redes sociales, pero también el periodismo.

Dentro de sus redes se pueden ver muchos ‘reviews’ o reseñas de restaurantes, tiendas de ropa, spas, hoteles, viajes y más, donde habla de sus experiencias y da recomendaciones. Sin embargo, el primer acercamiento a este tipo de trabajo se dio sin contratación alguna, simplemente empezó a subir reels de los lugares que visitaba, llamando la atención por su forma de comunicar.

“Hay clientes que creen que al contratarnos, las ventas están aseguradas y no es así. No te voy a garantizar que el video va a pegar en las redes. Te estoy vendiendo mi trabajo y mi producto”

Aunque hay muchos jóvenes haciendo el mismo trabajo, sobre todo, los llamados ‘foodies’ (aficionados a la comida), aquellos que comparten sus experiencias gastronómicas, el éxito, dice Kevin, es hacerlo diferente, tener un plus. No salir con el mismo mensaje del bolón, sino buscar contenido de valor que llegue al público y se interese por ir a ese lugar. A través de relatos cortos e imágenes atractivas busca que la marca no solo venda, sino que tenga ese efecto diferenciador. La forma como construye el vídeo es la clave para llamar la atención de la gente.

“El haber tenido la oportunidad de acercarme a las marcas grandes de ropa o comida, aquellas que tienen prestigio me ha ayudado a entender que el contenido que hago vale la pena y no solo se centra en recomendación de comida”, asegura el comunicador.

Explica que cumplir esa labor en redes tiene su parte dura y es el hecho de cargar con el peso de que los llamen ‘come gratis’. Y aquello no solo ocurre con la comida, sino con otros negocios, ya que se señala al influencer de obtener todo gratis.

“Lo que no saben es que hay detrás de eso hay todo un trabajo. Así como hay personas que tienen puestos tradicionales que implican tiempo, con nosotros pasa igual. La marca confía en tu voz, te llama para que hagas recomendaciones, construyes el video, te toca hacer la producción, crear el guion, la estructura, y soy muy quisquilloso con eso, me gusta que los cuadros del video se vean como los he ideado”, detalla.

También está un ‘pero’ muy grande y es el qué pasa cuando te contratan y no te gusta la comida. “Ahí digo OK no me puede gustar la comida, pero hay otras cosas del local o del emprendimiento que me pueden llamar la atención. Lo que pasa muchas veces. Si en un video no ves que digo que tal alimento es el más rico del mundo, quizás habré dicho lo bacán que es por ser el primero bolón en...”, sostiene Alcívar.

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Agrega que, hay que gente que no por comer gratis dice todo lo que piensa, y hay muchos así como él, que tienen responsabilidad con su público.

“Cuando las marcas no tienen un buen producto, antes de entrar en relación con el contratante hago un contrato en el que especifico que no hablaré del producto, en caso de que no me llegase a gustar, tampoco me puede obligar a decir algo que no quiero, yo voy a controlar todo el posteo, entonces el cliente lo lee y en base a esas recomendaciones si les gusta y acepta, lo firmamos”, asegura el creativo, quien es imagen de una marca internacional de prendas de vestir.

Al contrario de los restaurantes, las negocios de prendas de vestir tienen otros parámetros que deben respetar los creadores de contenidos. Ellos envían un ‘brief’ entero de pasos que deben seguir, lugares dónde deben grabar, colores de fondo que se deben implementar, entre otros detalles. Ellos ponen sus condiciones.

Que los creadores de contenido no gastan en ropa, comida, zapatos, spa y otros ‘lujos’, dice que en algunos casos es cierto, aunque es el precio por el trabajo que hacen. “Pero no pasa siempre, tengo que pagar mi dentista, el médico, la luz, el agua, el gas, los alimentos, el arriendo de la casa. No todo viene gratis”, recalca.

Interesado en la tv

“Me interesa un montón hacer televisión. Cuando salí de la radio mi objetivo como comunicador fue trascender. Me apasionan las cámaras, pero siento que Ecuador tiene un problema muy grande y es el de no querer arriesgar. Ahora hay productos que deben ser rentables, más que aportarle a la sociedad. Yo he buscado hacer las cosas independientemente, tuve un 'talk show', que duró una temporada. Tenía gente de peso como invitados, pero requiere de mucha inversión. Teníamos marcas, pero no los números que hubiésemos querido para que pegara más. Está en YouTube. Había un equipo de trabajo al que había que pagarle y no hubo un canal tradicional que se arriesgara a comprarlo”.

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