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Diario Extra Ecuador

Buena Vida

Las razones por las que comes de todo en el trabajo

Existen varios factores influyentes para que ‘te mandes’ lo primero comestible que aparece en tu escritorio

Existen varios factores influyentes para que ‘te mandes’ lo primero comestible que aparece en tu escritorio

Existen varios factores influyentes para que ‘te mandes’ lo primero comestible que aparece en tu escritorioPIXABAY

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Trabajar nos puede generar muchas cosas: cansancio, sueño, estrés y también hambre. En horas de trabajo, nuestro apetito suele abrirse y llegan los antojos de comer lo que sea que nos ofrezcan o esté a nuestro alcance, así no sea lo queramos en ese instante.

En la oficina, te habrá tocado comer la fruta que te ofreció un compañero porque no la quiso, o ingerir ese platillo que justo no es de tu agrado. Si esto te pasó o te ocurre a menudo, existen varios factores influyentes para que ‘te mandes’ lo primero comestible que aparece en tu escritorio.

1) Comida ‘gratichi’

¿A quién no le gustan las cosas gratis? Mejor aún si es comida. No pagar por ese bocadillo, sea bueno o malo, es una de las principales razones para comerlo.

Susan Albers, psicóloga estadounidense especialista en problemas de alimentación y pérdida de peso, explica a la BBC que “nos encanta la comida gratis”.

La experta acota que “nos encanta no tener que trabajar demasiado duro para conseguirla”. Así que tenerla a mano en la oficina es conveniente. Amamos las cosas que son gratis y fáciles de conseguir”.

Asimismo parece funcionar como una especie de premio desde punto de vista psicológico. “Trabajamos mucho y a veces no obtenemos el reconocimiento suficiente por ello. Por lo tanto, (la comida) se considera como un beneficio gratuito por estar en la oficina”, explica Albers.

2) Ansiedad y estrés

No es un secreto que comer es una vía para tratar de desahogar el estrés y aliviar la ansiedad, en este caso, causado por el trabajo.

Lilia Graue, médica y psicoterapeuta mexicana especialista en alimentación, detalla al medio británico que “el ambiente en las oficinas suele ser de mucha exigencia, de presión, de estar como corriendo de una cosa a la otra y en esos estados no es fácil conectarse y poner atención deliberada”.

Cuando esto ocurre, según Graue, se activa el mindless eating —alimentación sin conciencia—, lo que puede provocar que comas en exceso y generarte el aumento de peso. De acuerdo al libro ‘Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think’, se estima que tomamos más de 200 decisiones relacionadas con los alimentos por día; sin embargo no estamos conscientes del 90 % de ellas.

Este mal hábito de alimentarse también está ligado a la ansiedad. La psicoterapeuta indica a la BBC que “los seres humanos solemos tener conductas alimentarias que buscan calmarnos. Algo que pasa automáticamente cuando comemos es que se activa un área del sistema nervioso central que está encargado de la relajación, así que comer nos calma”.

3) Ver a otros hacerlo

De repente es el cumpleaños de un compañero o una reunión de trabajo; hay bocaditos y Snack para comer. Quizás estés lleno porque recién desayunaste o almorzaste, sin embargo ver a otros comer podría ‘contagiarte’ las ganas de también hacerlo.

Albers explica que “las personas que están comiendo algo contagian a otras para que también coman”. Además puede representar una especie de vía de aceptación o “pertenencia al grupo”, y por eso aceptas comer pese a ser algo que no te guste o sea algo no muy sofisticado.

¿Cómo evitar comer por gusto?

La ubicación y el tipo de los productos cercanos a nosotros, son la clave. La especialista Albers sugiere “tener algunos bocadillos más saludables en tu escritorio; eso se llama efecto de proximidad. Comeremos alimentos cercanos a nosotros y no tendremos que esforzarnos demasiado”.

Esto, según la psicóloga, evitará que vayas a la sala de reuniones o a aquel puesto donde se deja la comida.

Asimismo que los alimentos como postres, golosinas o galletas estén ubicados en lugares donde las personas no circulen frecuentemente; evitar que estén camino al baño o junto a la fotocopiadora.

Del mismo modo que los cumpleaños, indica Albers, se celebren solo una vez al mes o que las golosinas se puedan llevar una vez por semana.

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